Les llaman "frikis", probablemente por la pasión encendida con que viven su afición por los personajes japoneses del Manga. Devoran cómics, juegan a los videojuegos, buscan chapas o camisetas e incluso se confeccionan los mismos trajes con que visten los protagonistas de las historietas que llevan entre manos. Es una forma de vida, una interesante alternativa que también fomenta la lectura y, en definitiva, un fenómeno cultural incuestionable que algunos se empeñan en calificar como "friki" cuando, en realidad, no son más que gente de la calle que disfruta de una segunda vida en este tipo de actos, del mismo modo que el empresario que se transforma en un motorista al llegar el fin de semana o el profesor de instituto que se deja llevar por su vena de cantante de rock. Un fenómeno cultural que cuenta con miles de seguidores alicantinos, y que ayer mostró su poder de congregación en el I Salón del Manga de Alicante reuniendo a más de 6.000 personas.

Un buen número de estos aficionados al Manga acudieron ataviados de sus disfraces particulares, o de aquellos personajes con que más se sienten identificados cuando se entregan al placer de la lectura o de los videojuegos. Este es un clásico que se repite en cualquier cita del Manga. Un punto más que atractivo para el curioso visitante que pasea por todo el recinto sorprendido por el número de superhéroes que le rodean: una pasarela del cómic japonés donde hombres y mujeres disfrutan de una segunda vida, y sin un ápice de vergüenza.

Super Mario y Luigi, los dos conocidos fontaneros de la marca japonesa de videojuegos Nintendo, están multiplicados por todo el recinto. Vemos incluso a chicas que se colocan su característico bigote y hombres travestidos en princesas. También hay un buen puñado de chicos mutados en zombis (los cómics de este género de terror están en auge) y guerreros con el torso al aire. Por descontado, encontramos chicas por doquier ligeras de ropa y que alegran la vista del transeúnte: apenas unos trapos de ropa acompañados por un hacha gigante nos revelan el personaje con el que se identifican. Tampoco nadie se asusta por lo que exhibe una u otra persona: el erotismo es un elemento inseparable del Manga, de igual modo que el humor actúa en los de "Astérix y Obélix".

Muchos de los participantes pasaron parte de la mañana pegados a la oficina de Información del I Salón del Manga en Alicante para inscribirse en un concurso de "Cosplay". Un certamen habitual en este tipo de citas donde se miden a otros asistentes por la calidad de su disfraz.

Aunque el Manga está cosido al universo del cómic, éste también está salpicado por otras áreas como los videojuegos y el rol, que también han tenido un fuerte protagonismo en el recinto de IFA. Por todo ello, resulta fácil tropezarse con Luffy de la serie de cómic "One Piece"; Lucy de "Elfen Lied" o Goku de "Bola de Dragón" con otros personajes que proceden de los videojuegos, como Pokemon o Cloud, de la famosa saga "Final Fantasy". Aún así, en mayor o menor medida, todos traen al Salón del Manga de Alicante un objeto de su personaje: pelucas, chaquetas, camisetas, chapas, llaveros, gorros... cualquier cosa vale.

En total, han sido unos 50 expositores con unos 70 actos, un lujoso programa que llevó a todos los asistentes a tener el día más que ocupado. Una de las actividades estrellas en el día de ayer fue el concurso de "para-para", un baile japonés que combina ritmos lentos con otros más veloces en los brazos, y con apenas movimiento en las piernas y cadera. Casi todas las participantes eran mujeres, que se deslizaban por el escenario tirando de memoria para las coreografías. Aplausos, ánimos y gritos desde el numeroso público no cesaron en ningún momento.

"El mundo del Manga es tan amplio que llega a mucha gente. Libros de aventuras, acción, violencia, porno, erotismo... Yo empecé con "Bola de Dragón", y desde entonces no he parado", cuenta la alicantina Patricia, instantes antes de saltar al escenario para el certamen de "para-para", con unos ropajes y pintura que le caracterizan de "Seek", un bajista de un grupo japonés.

Junto a la multitud de establecimientos para adquirir todo tipo de objetos relacionados con la cultura japonesa, se impartieron conferencias, talleres didácticos (la profesora de japonés acabó afónica), clases de manualidades (para realizar máscaras u orejitas de neko) y mesas-juego de hombres lobo y sesiones introductorias a juegos de estrategia como el Warhammer.

"La mayoría de las series que vemos de Manga no llegan a España. Y las que vemos están muy censuradas porque están llenas de violencia. Por eso mucha gente se las baja de Internet y les aplica un programa de subtitulado para verlas. Es la única forma para poder ver las series de Manga japonesas más allá del cómic", señala Juanjo, de Pedreguer, vestido de "Shota", algo así como de "niño bueno" en su traducción.

El certamen también contó con el primer maratón nocturno de Cine Manga, habilitándose una zona para que los asistentes pudieran descansar. Por eso el Salón del Manga de Alicante puso a su disposición un servicio exclusivo de acampada y cine.

Miguel Alberola, presidente de la asociación Otaku de Alicante y organizador del evento, se mostró muy satisfecho por la respuesta del público, que confirma lo que ya se pensaba: "Hay mucha afición en la provincia, lo estamos viendo en este salón, pero también hemos detectado una gran afluencia de personas desde Murcia y Valencia".

No crean que todo era cultura japonesa en el Salón del Manga. Junto a la comida tradicional (fideos de pasta que costaba de cazar con los palillos), se podía adquirir toñas de Pinoso, golosinas de toda la vida y, sobre todo, un buen bocadillo de loganiza y embutido casero. Y la gastronomía española, aquí sí, fue la gran triunfadora.