Historia universal de los frikis

En el análisis de las diferentes variedades de "frikis" a partir de los "freaks" que empezaron a surgir en los años cincuenta del pasado siglo no faltan Belén Esteban, el cine "cutregay" de Pedro Almodóvar y los grupos pop como Alaska y los Pegamoides, con el inicio del cine de "fumetas, salidos y colgados".

"Los friquis. Elogio de la caspa" (Firquibuc) analiza las múltiples acepciones del término "friqui" o "friki" en el mundo posmoderno.

Término que "lo mismo sirve para insultar a las estrellas mediáticas de la telebasura como para designar a los cerebritos y magos de la informática, los fans del manga, los otokus, la onda siniestra de los emos y a los hikikomoris nipones".

Para Fernández, un "friki" es un "bicho raro", un maníaco, alguien que se comporta de forma loca e irracional e incluye todo aquello que resulta extraño, chocante e inusual.

Hasta los años ochenta, aparte de un ser deforme o monstruoso, tomaba drogas alucinógenas y se sentía extrañado del mundo pequeño-burgués en el que vivía.

"Hoy designa una fauna variopinta de fracasados, maniáticos de la informática e internet y fans de la basurilla pop: muñecos, tebeos, superhéroes del cómic", prosigue.

El libro recoge la historia del término, que empezó a utilizarse hace 60 años para designar a los entusiastas de la película de Tod Browning Freaks "La parada de los monstruos" (1932).

La epopeya del "frikismo" español está representada por el movimiento "underground" madrileño, valenciano y barcelonés. "Todo comenzó con el escándalo de 'La fallera mecánica' en la revista Ajoblanco, a la que siguieron Star, Disco Expres, El Papus y El Jueves", ha explicado Fernández.

A finales de los años setenta, con la movida madrileña, nacen nuevos fenómenos "frikis" y actualmente "dos de sus máximos exponentes son Torrente de Santiago Segura y los jevis de Isi & Disi", ha indicado el autor.