Una pequeña muestra de sangre en un relicario fue la reliquia de Juan Pablo II que el millón de fieles congregados en Roma pudo venerar ayer.

Durante los últimos días de la enfermedad del papa polaco, el personal médico le realizó varias extracciones de sangre para poner a disposición en el Centro de Transfusiones del Hospital Bambino Gesú en caso de que necesitara una trasfusión de sangre.

Sin embargo, no fue necesario realizar ninguna trasfusión, por lo que la muestra de sangre permaneció conservada en cuatro pequeñas ampollas. Dos de ellas se pusieron a disposición del secretario particular de Juan Pablo II, el ahora cardenal Stanislaw Dziwisz y las otras dos permanecieron custodiadas en el centro hospitalario. Con motivo de la beatificación, las dos primeras ampollas fueron presentadas para la veneración de los fieles durante la ceremonia y que serán conservadas en el Sagrario, en el interior de la Basílica de San Pedro y donde es habitual colocar las reliquias oficiales de santos y beatos proclamados por la Iglesia Católica. Las otras dos ampollas permanecerán en el Hospital Bambino Gesú, donde se han guardado desde el fallecimiento de Juan Pablo II, el 2 de abril de 2005.

La sangre se encuentra en estado líquido, debido a la presencia de una sustancia anticoagulante que estaba presente en los tubos antes de realizar los análisis.