El azar le llevó a convertirse en corrector de sonetos en una imprenta de Madrid. Tenía poco más de 15 años y ya había corregido a los grandes poetas del Siglo de Oro. Corrían los años 40 y Ramón García González no sabía que ese guiño del destino le conduciría medio siglo más tarde a convertirse en el autor del portal de sonetos de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes de la Universidad de Alicante. "El soneto porque es mi pasión, me podía haber dado por la décima, pero empecé con esa forma poética porque todos me decían que era la perla de la poesía", asegura este madrileño de nacimiento pero que ha pasado por Palencia, Londres, Benidorm y Valencia, ciudad donde ahora reside.

En la BVMC comenzó a trabajar en 1997 y desde entonces ha introducido en esta biblioteca a más de 8.000 autores y más de 200.000 sonetos que ha ido recopilando y buscando en diferentes centros donde dedica su tiempo a investigar. Sobre todo desde que se jubiló como fotógrafo de la Facultad de Medicina de Valencia. En este tiempo ha registrado más de 1.300 sonetos de Lope de Vega, "cuando decían que tenía solo unos 300", asegura Ramón García. Igual ha ocurrido con Shakespeare, autor que le fascina. "He traducido sus sonetos y los metí en la Biblioteca Virtual, donde ya los han visto más de 80.000 personas".

A lo largo de su vida él mismo ha escrito más de 500 sonetos y ha tenido contacto con numerosos y destacados poetas de la época. "Siempre escribí poesía aunque trabajaba como fotógrafo del Teatro Calderón y del Teatro de la Zarzuela". Pero el punto de partida fue el homenaje que se realizó en el Teatro Lara a la mujer de José María Pemán cuando murió. "Me animaron a que leyera uno de mis versos y José María Pemán me agradeció el poema con lágrimas en los ojos; a partir de ahí empecé a escribir habitualmente, aunque nunca he querido tener contacto con las editoriales".

Al poeta valenciano Rafael Duyos, "mi maestro y mi guía en poesía", le conoció a través de un amigo común. "Le visité numerosas veces en su casa de San Antonio de Requena y dormí en la misma cama en la que un día lo hizo el torero Manolete, que fue gran amigo suyo".

En su vida también se cruzaron otros poetas, como Juan Gil-Albert. "Iba a enseñarle mis trabajos y a visitarle. Me decía: "Qué bien te ruedan los endecasílabos". Una vez hasta fui a recogerle un giro de la SGAE de 25.000 pesetas por todo un año. La verdad es que no le han tratado bien, aunque después fue compensado económicamente con más generosidad. Es como Miguel Hernández, un poeta fabuloso al que no se ha hecho justicia".

Rafael Alberti fue otro de sus conocidos, como demuestra una fotografía dedicada, y fue él mismo quien le recogió en el aeropuerto de Valencia cuando el poeta andaluz volvió del exilio. "Llegó con Nuria Espert y su marido, Armando Moreno, que era muy amigo mío".

También tuvo amistad personal o poética con González Ruano, Vicente Carrasco, Dámaso Alonso, José Albi y Gloria Fuertes, que le dedicó un poema: Para Ramón, por Dios tocado, que tiene el corazón ente naranja y limón vitaminado.