La bella durmiente. El sensacional éxito del recién inaugurado Auditorio de la Diputación de Alicante llenó el amplio aforo de la sala con unos espectadores fogosos que no quisieron perder la gran oportunidad de asistir a una representación de danza clásica a cargo de la compañía Russian National Ballet, Chuvash, fundada en 1960. Todos conocen la historia de La bella durmiente, el universal cuento de Perrault convertido en baile con el libreto de Ivan Vsevolozhsky, aunque el compositor Tchaikovsky y el libretista trabajaron con la versión de los hermanos Grimm para situar la trama. Valery Kokorev es el responsable de los movimientos coreográficos a partir de la coreografía del marsellés Marius Petipa.

Así que la tradición del ballet ruso sigue en marcha con la suntuosidad de su perfume aristocrático. El énfasis está en los muy elaborados pasos de danza y en la exhibición del virtuosismo de Margarita Kamish, ganadora de numerosos premios. Interpreta a la princesa Aurora, que duerme cien años, tras el maleficio del hada malvada atenuado por la intervención del hada madrina, hasta que un príncipe la despierta con el famoso beso. En el tercer acto se celebra la boda y son felices en La bella durmiente (1890), un ballet femenino sobre todo, ya que ellos tienen una notable menor presencia. Incluso el príncipe Kamish domina el vocabulario dancístico. Tiene una figura estilizada, sonríe e interpreta su papel de forma integral. Brazos, tronco y piernas logran un sobresaliente nivel con la extensa gama de posiciones y desplazamientos.

Esto mismo se puede decir de la alta bailarina Anna Nekhludova, el hada buena. Ambas resplandecen y cosechan los mayores aplausos. La protagonista principalmente. Andrey Subbotin ha intervenido como solista en muchos teatros y es el apoyo de la princesa en los pasos a dos. De modo individual nos muestra solidez, pero dispone de pocas oportunidades. Los cambios, la amplitud y la armonía del elenco ofrecen atractivas composiciones plásticas. Una simple tela pintada al fondo y la melodiosa solemnidad del romántico Tchaikovsky.