Si no el más alto, al menos el techo más lejano que un melómano puede aspirar a tocar se halla a 16.000 kilómetros de la capital española, en la Ópera House de Sydney, un cielo que el 20 de marzo tocarán dos ciudadanos de la Comunitat Valenciana y un madrileño de origen uruguayo gracias a una audición de YouTube.

Hasta allí les llevará su "constancia" y un "exceso de pasión", valores que Jordi Navarro, Antonio Ramón y Federico Nathan, tres de los 101 elegidos para integrar la segunda orquesta sinfónica de esta plataforma de vídeos, han destacado en una entrevista con Efe unos días antes de su partida hacia Australia.

"Sin constancia no vas a ningún sitio, a veces es un sacrificio, pero en otros momentos es un lujazo", coinciden en señalar tanto el alicantino Navarro como el uruguayo Nathan, que tocan el trombón y el violín respectivamente en la Orquesta Nacional de España; "otro lujazo", añaden.

"Hay que tener muchas ganas desde niño, es una carrera de fondo que no termina nunca", dice Antonio Ramón, profesor de fagot en Cullera (Valencia), quien incide en el aprendizaje interminable que supone la carrera de músico.

La orquesta sinfónica de YouTube, que vive su segunda edición tras el éxito del concierto celebrado en el Carneggie Hall de Nueva York, estará integrada en esta ocasión por 97 miembros de 30 países, desde los 14 años hasta los 49, además de 4 solistas.

Este fin de semana se verán las caras por primera vez estudiantes, maestros, músicos profesionales y también "amateurs", elegidos por el público de YouTube y por un jurado de expertos.

Apenas siete días después, el director de orquesta Michael Tilson Thomas deberá haber obrado el milagro de unificar criterios y de crear un auténtico conjunto.

"La música clásica se cruza con internet, es algo novedoso. Yo siempre digo que si Mozart o Bach supiesen de este proyecto, tendría sus firmas", sostiene Nathan sobre esta iniciativa, que culminará con un gran concierto retransmitido a todo el mundo a través de YouTube.

"Como además es un proyecto tan corto, todo el mundo pone todo lo que tiene. Es como una explosión de energía", subraya Navarro.

Al igual que su paisano Antonio Ramón, destaca la "experiencia humana" de la ocasión, su carácter "multicultural" y, "por supuesto, que sea en la Ópera House de Sydney".

Su elección constituye también un pequeño triunfo de las bandas municipales que proliferan en Valencia, germen de futuros músicos, como fue el caso de Navarro y Ramón.

Según una media aritmética a bote pronto, éste último calcula que en su vida ha dedicado al menos dos horas y media diarias a ensayar desde niño, algo que lejos del Levante y de su arraigo musical no siempre se entiende.

"Yo no dejo de ser un chico normal al que le gustan las mismas cosas que a cualquiera: los deportes, las chicas, salir...", defiende Nathan, quien durante la época del instituto dice haber sentido que le miraban "diferente" por las horas de dedicación "y, en particular, a este tipo de música".

Por delante tienen una semana cargada de actividades, ocho horas diarias de ensayo intensivo, jam sessions, conciertos por familias de instrumentos... "Esperamos que nos dejen un huequito para visitar algo", piden.

El repertorio que interpretarán será el "Pájaro de fuego" de Igor Stravinsky, "Guía de orquesta para jóvenes" de Benjamin Britten y el estreno de "Mothership" de Mason Bates, con una improvisación lírica y otra rítmica.

No olvidan que, una vez concluya su periplo australiano, lo fundamental es "seguir disfrutando". "La gente obsesionada con conseguir cosas es más política que músico", reflexiona Navarro.

"A veces puedes sentir la misma emoción tocando como solista en el Carneggie Hall y enseñando a un chico que no tiene los recursos y que aprende algo importante", señala Nathan modestamente.