Una tertulia es, por definición, una reunión de personas que se juntan habitualmente para conversar o recrearse. La explicación bien podría servir hoy para las conversaciones virtuales que agitan cada día las redes sociales y, probablemente, ninguna de las propuestas que a continuación se describen generen tantos comentarios como el hashtag de Bisbal en Twitter o cualquier tontería sobre Lady Gaga en Facebook.

Pero las tertulias no son eso. No al menos para los que practican el arte de la conversación y disfrutan del placer de una buena discusión entre amigos y, habitualmente, alrededor de una buena comida o compartiendo un café. En Alicante no han desaparecido las tertulias y, si se buscan, se encuentran, especialmente las que se forman para hablar de literatura, pero también de cine, medicina o tauromaquia.

"Las redes sociales están muy bien para comunicarte con un señor de Argentina pero para hablar con alguien picando algo y con una copa de vino es mejor una tertulia como la nuestra", explica Víctor Andrés González, aficionado a los libros, las películas y la historia y propietario de la Bodega Adolfo, en el barrio de Benalúa, que da nombre a la tertulia literaria surgida el pasado mes de noviembre en este establecimiento entre algunos clientes y conocidos.

"A mí me gusta alternar con los clientes, quedarme hablando con ellos y al final eso se prestaba a hacer algo así. Nos reunimos cada tres semanas unas diez o doce personas, un grupo muy ecléctico donde hay maestros, libreros, bibliotecarios, periodistas, escritores... que queríamos huir un poco de la televisión de los lunes", apunta Víctor, que añade que tras preparar la cena -"una cena rara, con carne de bisonte, canguro y cosas así"- los contertulios empiezan a charlar "a partir de una lectura que fijamos, o del discurso de Vargas Llosa, o del libro que recomendaríamos a un chico de 14 años".

Aunque la tertulia es espontánea, se ponen deberes: escriben un relato corto de un tema elegido -amores imposibles o crímenes perfectos, por ejemplo- o salvan libros en cada encuentro. Ahora han creado un blog para colgar los escritos y tienen perfil en Facebook para comunicarse, pero "lo de Internet es más un vehículo que una forma, queríamos que la tertulia tuviera un espíritu parecido al del café Gijón".

La bodega acaba de estrenarse con otra tertulia de cine -a la que asistieron actores como Manuel Tallafé o el doble de Bruce Willis y realizadores como Luis Soravilla-; prepara otra sobre historia y algunos clientes reclaman una sobre ciencia.

Si la noche es la elegida para estos encuentros, las 10 de la mañana son la cita ineludible de un grupo de médicos jubilados que se reúnen cada día en la cafetería de El Corte Inglés. Psiquiatras, pediatras, radiólogos, médicos de familia o ginecólogos se sientan con un café en la mano para pasar un par de horas de conversación, entre ellos los ex presidentes del Colegio de Médicos Ricardo Ferré o Ramón Sancho Ripoll.

"Empezamos hace años en un café, cuando comenzamos a jubilarnos, pero no cabíamos y nos cambiamos de sitio y al final vinimos aquí, que está céntrico", explica Ferré, quien aclara que "de lo que menos se habla es de medicina". Aunque esa afirmación es difícil de creer entre profesionales de bata blanca, ellos aseguran que hablan "de cosas que pasan, de lo que nos afecta, como las pensiones -a Zapatero lo hemos puesto fino estos días-, de la dependencia o de la noticia del día", señala un médico, mientras otro apunta que "Ramón Sancho nos habla de los íberos, que se lo sabe todo y nadie le discute; otro día de astronomía; de fútbol, poco y de lo único que no discutimos es de Belén Esteban".

La ironía va que vuela en esta reunión, donde algunos se quejan de que trabajan más como abuelos que antes de jubilarse y otros se ríen de las "caras de muerto" que sacan en las fotos de carnet. Aunque utilizan Internet, creen que no es serio para esta actividad y prefieren hacerlo "en carne y hueso". "Aquí hablamos libremente de cualquier cuestión, con diálogo pero sin discusión, damos opiniones aprovechables y arreglamos España", sentencian. De lo único que se quejan es de que la administración no tenga en cuenta su experiencia y por ello ahora están en fase de gestar una asociación de profesionales jubilados de colegios oficiales, surgida entre su tertulia y otra que por las tardes se celebra en el Casino de Alicante.

Gastronómica y taurina es la tertulia de la Peña Pacorro, que celebran unos 30 aficionados el primer jueves de cada mes en una comida en la que invitan a una figura del toreo, ya sea matador, novillero, rejoneador o subalterno. El último fue José Palazón pero por allí ha pasado Andy Cartagena -"que cuando vino había 50 muchachitas pidiéndole autógrafos", apunta Vicente Sol, presidente de la peña-, El Caracol, Manolo Molina o los hermanos Oliver y prevén que Pepín Liria les visite pronto.

"Cada uno se paga la comida, hacemos un menú de 20 euros, y al que viene le preguntamos, charlamos sobre él y el mundo del toro y luego le regalamos un cuadro de cerámica", indica Sol, que añade que "a unos les cuesta hablar más que otros pero lo pasamos bien. Lo único, que ahora no se puede fumar y el puro, que tanto se asocia al mundo de los toros, ahora lo fuman en la calle".

Los clubs de lectura, tertulias en alza

Los clubs de lectura son otra vertiente de las tertulias, que utiliza el análisis de un libro como pretexto para conversar "de literatura, de política o de sociología", indica Francisco Blasco, miembro del Aula Literaria de la Universidad Permanente de la UA, que ha celebrado 80 reuniones semanales desde 2008. "Un día a lo mejor viene un profesor de historia si hablamos del Medievo, o un pintor o un músico; salen debates de completa actualidad, como el conflicto cultural-religioso entre Oriente y Occidente. Nos sentimos muy libres y nos enriquecemos".