La contaminación lumínica crece en España de forma continuada y las agrupaciones astronómicas advierten frecuentemente del exceso de luz en las ciudades, que provoca alteraciones medioambientales y obliga a alejarse cada vez más de las ciudades para poder distinguir alguna estrella en el cielo.

Es el caso de los miembros del Centro de Investigación Astronómica en Alicante (CIAA), aficionados a la astronomía con veinte años de actividad en la ciudad, que deben desplazarse 60 kilómetros hasta Beneixama para hacer sus observaciones de forma clara y que ahora reclaman el apoyo ciudadano.

La agrupación está adherida al Proyecto IACO (Investigación y Acción sobre Cielo Oscuro) iniciado en Málaga en 2006 con el fin de "concienciar a la población de los efectos negativos de la contaminación lumínica, el despilfarro de energía que supone y elaborar un mapa de España en el que se distingan los mejores lugares para observar el cielo nocturno", comenta la presidenta de CIAA, Lydia Freire, y alertar así de aquellos sitios donde la contaminación es mayor y donde se deben reducir.

Freire señala que pretenden implicar en este proyecto a los ciudadanos, y en especial a los centros educativos, mediante la simple observación del cielo y el conteo de estrellas.

En esta campaña, que concluye el 4 de febrero, la gente deberá observar las constelaciones de Orión y Cassiopea entre las 20 y las 22 horas y contrastar la imagen que ve del cielo, en función de si hay más o menos estrellas alrededor, con las posibilidades que se ofrecen en las cartas de registro, que se pueden descargar de la página web de IACO (www.iaco.es).

"Para ello no hace falta ningún instrumento ni telescopio, hemos elegido dos constelaciones fáciles de observar y sólo hay que anotar lo que se ve con el lugar, la fecha y la hora a la que se realiza la observación", explica Freire, que añade que para mayor información pueden dirigirse al Centro de Investigación Astronómica de Alicante (www.ciaa-alicante.org) mediante correo electrónico (lydia.freire@ono.com).

La responsable del centro invita a los ciudadanos a que se sumen a las mediciones y contribuyan al proyecto "no sólo para ver el cielo, sino para ayudar a conocer la cantidad de dinero que se derrocha en iluminación y cómo afecta esto a los animales en sus pautas de reproducción y en su calidad de vida".

Freire recuerda que llevan años desarrollando actividades con centros educativos para acercar la astronomía a la calle con observaciones, sobre todo diurnas del sol, y reclama una mayor implicación de los ayuntamientos en la reducción de la contaminación lumínica mediante la adecuación de farolas -que enfoquen hacia abajo, no hacia arriba- y la limitación de su uso.

"Desde Alicante se ven las luces de Valencia, que está a casi doscientos kilómetros, y en general la zona mediterránea es malísima para la observación, ya que toda la costa está llena de ciudades grandes y excesivamente iluminadas. Para nosotros, Beneixama es el sitio menos malo si queremos ver nebulosas y galaxias del cielo profundo", concluye Lydia Freire.