Cuando Antonio Vivo acudió entre 1962 y 1965 a las sesiones de preparación del Concilio Vaticano II como perito y secretario del entonces obispo de Orihuela-Alicante, Pablo Barrachina y Estevan, llevó como equipaje dos elementos que le permitieron moverse por la Santa Sede con libertad: una cámara fotográfica y un carné de periodista de INFORMACIÓN. Así lo cuenta el ahora rector de la Basílica de Santa María de Alicante en su libro Intervenciones en la preparación y celebración del Concilio Ecuménico Vaticano II. Pablo Barrachina y Estevan. Obispo de Orihuela-Alicante, que presenta el próximo martes el profesor Joaquín Santo Matas en el Casino de Alicante, a las 20 horas.

Este documento, realizado por Vivo con el objetivo de "recuperar la figura de don Pablo, que fue muy discutida en la diócesis y en la Conferencia Episcopal", recoge todas las intervenciones realizadas por el entonces obispo en el Concilio. De hecho, fue el prelado español que más participación tuvo, con diez intervenciones orales y dos por escrito.

El libro recoge esa documentación en castellano y en latín, porque entonces había que presentarlo en esa lengua, y fue el propio Vivo el que le ayudó con las traducciones. "Para mí eso fue un sacrificio inmenso, pero también participar en todo ese proceso ha sido la experiencia eclesial más importante de toda mi vida porque allí se dieron cita 2.860 obispos de todo el mundo".

Aunque el libro vea ahora la luz, fue escrito en el año 1967. Barrachina escribía de puño y letra sus aportaciones y Vivo realizaba, con el obispo, la traducción al latín, contando ocasionalmente con la colaboraciones de los padres Alfaro y Olis Robleda, ambos de la Universidad Gregoriana de Roma.

Aunque Antonio Vivo no tenía acceso a la sesión inaugural en la Basílica de San Pedro, se ofreció a ayudar al cardenal Ottaviani, que tenía dificultades para andar, y consiguió colocarse en un lugar privilegiado. Tanto, que delante tuvo a Juan XXIII. Lo que no hizo fue sacar su cámara, con la que en todo ese tiempo realizó numerosas fotografías. Una treintena, todas ellas inéditas, se han incluido también en este libro. En esas imágenes se puede ver a Pablo Barrachina con diferentes autoridades eclesiásticas, "y también con todos los grupos de obispos de las diferentes partes del mundo", asegura Antonio Vivo, que aparece también en una buena parte de estos testimonios gráficos.

Con esta recopilación de documentos, el rector de la Basílica de Santa María, que vivió con Barrachina casi sus 35 años de obispado, quiere ofrecer una nueva imagen de esta controvertida figura. "Hay una visión diferente de la imagen que él daba en sus manifestaciones públicas y la de su personalidad humana y espiritual", destaca Vivo. "En su vida hubo luces y sombras, y a veces se hizo negativo y antipático por su carácter enérgico, pero fue muy fiel a las normas de la Santa Sede y no fue tan conservador como se ha dicho porque fue obispo con cuatro papas y se fue amoldando a cada una de esas etapas".

El profesor Joaquín Santo Matas asegura que su presentación del próximo martes "no va a ser de corte teológico, sino una glosa biográfica sobre Barrachina y Vivo en torno a las experiencias que tuvieron en Roma durante las sesiones que se extendieron entre 1962 y 1965".