Historiador, humanista, pacifista, pedagogo, jurista, profesor hispanista, escritor. En todas sus facetas destacó este personaje nacido en Alicante en 1866 y muerto durante su exilio en Ciudad de México en 1956, uno de los pocos pensadores españoles, si no el único, que ha sido propuesto en dos ocasiones para el Premio Nobel de la Paz -en 1933 y en 1951, año en que falleció- y ha formado parte del Tribunal Permanente de Justicia Internacional en La Haya.

La Sede Ciudad de Alicante de la UA, que alberga una sala que lleva su nombre, ha reunido esta semana a varios especialistas que conocen a la perfección su legado y todos han coincidido en señalar la "actualidad" del pensamiento de Altamira, "no sólo como intelectual comprometido con España, que reflexiona sobre los problemas serios que tiene el país y sobre su salida de la crisis del 98, en la que se perdieron las últimas colonias españolas -explica el coordinador del ciclo de conferencias Emilio La Parra, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Alicante-, sino por atribuir una personalidad propia a Hispanoamérica al entender que su relación con España ya no podía ser colonial, sino de igual a igual".

El ciclo, celebrado con motivo del 60 aniversario de su muerte y del centenario de su nombramiento como Hijo Predilecto de Alicante, ha servido para poner de relieve la universalidad de Altamira, como destacó el doctor en Historia Francisco Moreno, que pese a sus viajes y su exilio, "se acordó siempre mucho de Alicante y aceptaba cualquier petición que se le hacía desde aquí".

Su hispanoamericanismo y el viaje de hermanamiento intelectual con Latinoamérica fueron subrayados por la profesora de Literatura Hispanoamericana de la UA, Eva Valero, mientras que su labor como historiador, su papel en la renovación de los métodos de análisis en la ciencia de la Historia a finales del siglo XIX y su empeño en trasladar una visión optimista de España fueron glosados por Juan Sisinio Pérez, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Castilla-La Mancha.

El catedrático de Derecho Internacional Público y de Relaciones Internacionales de la UA, Jaime Ferrer Lloret, puso de manifiesto su actividad como juez fundador del Tribunal de Justicia Internacional de La Haya, desde su creación en 1922 hasta 1940, nombrado por la Sociedad de Naciones. También apuntó su defensa de las ideas pacifistas para evitar el uso de la fuerza como solución a los conflictos internacionales, ya que abogó siempre por la aplicación del derecho internacional.

La Parra destaca entre todas sus disciplinas "su honestidad intelectual", así como su interés por que España entrara en contacto con la ciencia europea y "pudiera salir del letargo donde primaba la religión y la mojigatería".

El coordinador del ciclo considera que Rafael Altamira es uno de los alicantinos más universales y menos recordados en su tierra por varios motivos: "No trabajó en Alicante y estuvo la mayor parte de su vida fuera de España, se exilió y su nombre era maldito por ser republicano. Y era un científico, no un autor literario, y eso llega más difícilmente a la sociedad".

La Parra duda de que estas actividades sirvan para situar a Altamira en el lugar que le corresponde "porque a la gente le preocupa más el fútbol y a los políticos, otras cosas, antes que esto", aunque confía en que todo contribuya a conocer un poco mejor el legado de este alicantino universal, ya que, consideró, "una sociedad que olvida a personas tan extraordinarias como Altamira se está cortando las alas, se está minusvalorando"