Premio Nacional de la Ilustración en el 2010, sus trabajos acumulan numerosos galardones y distinciones en las citas más consagradas como el Salón del Cómic del Barcelona. Y eso, junto a su inconfundible estilo (con el que marcó las bases del oficio al comienzo de los 80), le han convertido en un referente para las nuevas generaciones de creadores. Pero para hablar de Miguel Calatayud hay que hablar también de sus obras. Y ése es el propósito que ha recogido acertadamente el Muvim de Valencia, en una exposición que rendirá homenaje al dibujante alicantino en sus 40 últimos años dedicados a la ilustración. Casi nada.

"Miguel Calatayud, ilustraciones de 1970-2010" es el sencillo título con que parte esta muestra que incluye más de 400 piezas del genial creador. Una selección de originales del artista nacido en Aspe y que, en definitiva, resumen toda su trayectoria profesional. La exposición se abrirá al público en el mes de febrero, y en ella se mezclarán por igual sus trabajos en libros infantiles y juveniles, colaboraciones en revistas o prensa, campañas de concienciación social, cartelería, cómics así como otros encargos puntuales. "Uno de los rasgos que más puede llamar la atención es cómo ha cambiado el oficio, porque ha cambiado mucho. Sobre todo en el tema de la irrupción al trabajo digital, en el que me considero el último león a punto de su extinción... y es que hay colegas que se han pasado muy rápido al trabajo digital, pero yo me mantengo fiel a mi técnica", explica Calatayud, que reside en Valencia.

Por motivos de trabajo de su padre, inspector de enseñanza primaria, Miguel Calatayud estudió el Bachillerato y se formó en Murcia, en la Escuela de Artes y Oficios. Aunque, según reconoce, era durante las vacaciones en su pueblo natal, en Aspe, donde no cesaba de dibujar y se empapaba de cómics que alimentaban su imaginación. "A mí los dibujos de Pulgarcito o Escobar me entretenían, pero no era lo que yo buscaba. Prefería un dibujo más internacionalizado. Por eso, cuando me escapaba a Alicante, me compraba en los quioscos las revistas que venían de fuera como la Maire Claire porque quería ver lo que se hacía por allí", afirma Calatayud.

Sea como fuere, cuarenta años de dibujos no son nada, porque Miguel Calatayud tiene más ganas que nunca por dibujar y crear. "A estas alturas, te puedo decir que no me veo jubilado. Creo que tengo la gran fortuna de dedicarme a una cosa con la que disfruto. Y si tuviera ahora un espacio grande para mí, seguiría dibujando, desarrollando ideas...", confiesa el autor de "Un pie frito". "Siempre he defendido que el trabajo hay que abrirlo a otros campos. Y no solo hacer cómics o libros, y tomar la iniciativa como autor. Es lo que he intentado siempre", añade.

Esta exposición podría trasladarse posteriormente a alguna sala de Elche o, también, en el nuevo "Centre d'Art d'Alcoi" (CADA) con una posible participación de la CAM. Y sea en un lugar u otro, lo cierto es que ésta sería una buena oportunidad para disfrutar en la provincia de la muestra más grande hasta ahora celebrada y organizada sobre la trayectoria del ilustrador Miguel Calatayud.