"A nosotros, que hemos nacido poetas entre todos los hombres, nos ha hecho poetas la vida junto a todos los hombres". Estas palabras iniciaban la dedicatoria que Miguel Hernández escribía para Vicente Aleixandre en su libro Viento del pueblo en 1937. Estas palabras iniciaban también ayer el espectáculo Oasis abierto en el Teatro Principal de Alicante, escenario donde se estrenó este particular homenaje flamenco al poeta oriolano realizado por Carmen Linares, que este año viajará a Roma y París.

Una pantalla recogía este texto mientras el percusionista Tino di Giraldo ponía "la banda sonora". Ese fue el arranque musical de este espectáculo que vio ayer la luz, después de más de dos años de gestación, desde que el fallecido profesor José Antonio Martínez Bernicola y Carmen Linares pensaran en recordar al poeta.

Y así fue. Ayer sus versos se hicieron flamenco, sonaron a seguirilla y fandango, a soleá y bulerías, brotaron con las palmas ante un público que pudo conocer a un poeta distinto. Primero con un fragmento de El silbo del dale, con todos lo participantes en este espectáculo, cuya dirección escénica es de Emilio Hernández.

Entonces Carmen Linares, protagonista y autora de la música de muchos de los poemas junto a Luis Pastor, se comió el escenario para cantar, primero sin músicos y luego junto a dos guitarras y las tres voces de los coros, Andaluces de Jaén. Después llegó Primavera celosa, Todas las casas son ojos y Cada vez que paso. Y Miguel Hernández crecía con el espectáculo.

Turno para Tomasito con un vuelco al cante por bulerías y también al baile en Tu puerta no tiene casa. Y entonces Miguel sonó a rap. El cantaor dio paso de nuevo a Carmen que, acompañada al piano por Pablo Suárez, llenó de sentimiento los versos de Mis ojos sin tus ojos y Casida del sediento, uno de los temas más emotivos y poema que incluye el verso que da título al montaje. La cantaora entonó Mis ojos sin tus ojos y El sol, la rosa y el niño. Detrás, la imagen del vientre de una embarazada, mientras la música se fundía para escuchar El niño yuntero.

Tras la Canción de los vendimiadores volvió a sonar El silbo del dale. La poesía se hacía flamenco, el público aplaudía y Miguel Hernández revivía con No puedo olvidar y con la voz de Carmen. Mientras, de fondo, desfilaban imágenes de la ciudad de Alicante, muchas de ellas de la Guerra Civil, para recordar el destino del poeta oriolano. El público tampoco olvidará. Con su rostro en la pantalla, el Oasis abierto de Miguel Hernández, y ya también de Carmen Linares arrancó aplausos y bravos, y sonó de nuevo Casida del sediento.

Todavía quedaba en los camerinos el abrazo entre la nuera del poeta, Lucía Izquierdo -"es lo mejor que he visto nunca"-, y la cantaora, muy emocionada. "Todo esto es para devolver a Miguel algo de lo mucho que el nos ha dado".