¿Existe ilustración en Alicante? ¿Existen profesionales, un mercado y una escuela con características propias? A estas preguntas intentó responder el ilustrador y profesor de la Universidad de Alicante Javier Sáez Castán, que participó recientemente en el II Salón del Álbum Infantil Ilustrado de Alicante, y que expuso también su visión sobre esta disciplina en una charla ofrecida en la Sede Ciudad de Alicante de la UA.

Sáez Castán, autor e ilustrador de numerosos libros infantiles traducidos a varios idiomas y premiados en distintos países, apuntó que no existe en Alicante un mercado propio que absorba y dé trabajo a los ilustradores alicantinos, "no hay un mercado local o el que hay es muy pequeño, sino que trabajamos para editoriales, empresas de videojuegos o producciones de cine de cualquier lugar del mundo".

Tampoco existe, a juicio de Sáez Castán, la ilustración alicantina como escuela con características propias: "No nos hemos formado aquí, la mayoría de nosotros somos autodidactas, unos vienen de Bellas Artes, otros del diseño gráfico, ahora hay algo de ilustración en la Escuela de Artes y Oficios de Virgen del Remedio, pero no es posible establecer unas señas de identidad comunes ni hay una marca que nos mantenga unidos".

A excepción, eso sí, del Salón del Álbum Infantil Ilustrado, "que hace que coincidamos en algún momento, y es el elemento común más importante ahora, el lugar donde nos escuchamos y compartimos experiencias. Si no estuviera, hablar de ilustración en Alicante es hablar de algo que no existe".

El ilustrador y profesor de Didáctica de la Expresión Plástica en la Facultad de Educación de la UA, considera que esta muestra es una oportunidad única para la ciudad y para el futuro educativo de los más pequeños y defiende su continuidad a pesar de que en los últimos dos años el Salón no se celebró. "Este encuentro es un acontecimiento nacional y si se mantiene es una apuesta por la educación de los niños, a largo plazo, pero esencial, porque hablamos de lectura de niños y de futuro, ya que la ilustración es un puente de los niños a la lectura. Si año tras año se hace, la gente (educadores, editores, público en general) adquiere un hábito, además de que es una oportunidad de ser una referencia en España", apunta Sáez, quien recuerda que en ciudades grandes como Valencia, Madrid o Barcelona, donde existe un mercado de la ilustración, "existe una masa crítica y se establecen acciones formativas o de continuidad que forjan una identidad".

El también ilustrador alicantino y autor del cartel del Salón de este año, Pablo Alaudell, coincide con Sáez Castán en que salvo la editorial alicantina Ediciones de Ponent, el mercado es escaso y defiende la continuidad del Salón como algo "muy provechoso" para la profesión y para la ciudad pero tiene sus dudas a cerca de su continuidad en el futuro. "No tengo confianza en que haya una maquinaria sólida para que continúe porque ya desapareció durante dos años y puede volver a desaparecer de nuevo. Va a depender siempre de la voluntad política y del presupuesto porque, de hecho, ya se ha eliminado el concurso que había antes", indica Alaudell, quien recuerda que, a excepción de otro salón del álbum ilustrado que se realiza en león, el de Alicante es el único en España y "en Las Cigarreras queda muy bien vestido".

Respecto a las señas comunes de los ilustradores alicantinos, Alaudell apunta que "el referente estético, la línea clara siempre se ha dado más en Valencia que en Alicante" y reconoce que "en cuanto ha habido algún movimiento en la ilustración éste ha sido absorbido por Valencia".

Ante la ausencia de nexo estético común, añade, "sí hay una concordancia en las ideas sobre la profesión, en cómo entendemos la poética o la filosofía de la ilustración" entre los ilustradores alicantinos, un grupo difícil de cuantificar pero poco numeroso.

Mayor visibilidad

Tanto para Sáez Castán como para Alaudell, la ilustración goza de cierta buena salud en España, bien porque es un género que se diversifica en varios campos -cine, videojuego, álbum, etc.-, como señala el primero, o porque goza, junto al cómic, de una atención por parte de los medios de comunicación que no se imaginaba hace años, como explica el segundo.

"El problema es que esto no viene acompañado de mejoras en profesionalización y siguen siendo muchos los ilustradores que no pueden vivir sólo de eso", señala Alaudell, quien reconoce que "ha habido algunos gestos en los últimos años", como la creación del Premio Nacional de Ilustración y de Cómic, "pero esta visibilidad no se acompaña de una industria de la ilustración o del cómic, se compran más derechos en vez de fomentar la producción propia".