Los pronósticos se cumplieron, una vez más, y ayer el escritor catalán Eduardo Mendoza, una de las grandes figuras de la narrativa española, se alzó con el ansiado premio Planeta, el mayor dotado económicamente en la literatura española con 601.000 euros, con la novela Riña de gatos. Madrid 1936. Su rostro fue el más buscado ayer en el Palacio de Congresos de Cataluña cuando los periodistas llegaron a la cena presidida por José Manuel Lara, en un intento de vislumbrar su cara de ganador en la primera mirada, que no se confirmaría hasta las 23.30 horas.

El autor de La ciudad de los prodigios, considerada por un amplio sector de la crítica como su obra cumbre, ha escrito una novela bajo el seudónimo de Ricardo Medina que aborda un tema que ha sido una constante en los ejemplares recibidos al certamen, este año más si cabe que el año anterior, como es la Guerra Civil española, aunque mezclado con pinceladas de arte e intriga. El título con el que presentó su trabajo La muerte de Acteón, se sitúa en la antesala de la contienda, en la primavera del año 1936, en la que un joven inglés experto en pintura española antigua viaja a España para tasar un posible cuadro de Velázquez desconocido, pero en Madrid ya se anuncia lo que será la Guerra Civil.

Mendoza, que recibió el premio "muy nervioso, aunque no lo parezca", aseguró que su novela, de la que no quiso revelar muchos datos, "es un libro serio que plantea dilemas morales al lector, que tendrá que posicionarse sobre muchas cosas". Aunque insistió en que la historia se produce antes de la Guerra Civil, apuntó que "el marco y los hechos son rigurosamente históricos" y que este tema "cada vez interesa más y es algo que tenemos que asimilar de una vez". El escritor remarcó que "debemos encajar el pasado para afrontar el presente".El autor resumió su argumento como "una novela de intriga, de aventuras, de conjuras y misterios, donde coinciden dos personajes, uno de ficción y uno real".

El galardón al escritor de obras tan dispares como Sin noticias de GurbEl año del diluvio, que ayer confesó que siempre escribe libros "sin saber muy bien lo que pasa, para ver cómo acaban", fue recibido con un aplauso unánime de los escritores y periodistas asistentes al acto.

Mendoza, nacido el 11 de enero de 1943 en Barcelona, es uno de los escritores más apreciados por el público y entre su producción literaria de dilatada trayectoria se encuentran doce novelas, un libro de relatos, proyectos teatrales o ensayos, además de que cuatro de sus obras han sido adaptadas al cine: La verdad sobre el caso Savolta, La cripta, La ciudad de los prodigios y El año del diluvio.

En la recámara quedaron, pues, los nombres de Javier Marías, Javier Sierra, Elvira Lindo, Andrés Neuman o incluso el hermano del primero, Fernando Marías, que también se escuchó en la tarde de ayer en las últimas quinielas. La última obra de Mendoza, un libro de tres relatos titulado Tres vidas de santos, se publicó el pasado año por Seix Barral, editorial perteneciente al grupo Planeta, y su última novela, El asombroso viaje de Pomponio Flato, se editó en 2008.

La elección de Mendoza se interpreta también como una apuesta segura en tiempos de crisis en los que Planeta no quiere arriesgar con autores poco conocidos, ya que este escritor garantizaría 200.000 ejemplares, además de ser un novelista que contenta al público más exigente al tiempo que puede arrastrar a nuevos lectores.

El nombre de la finalista del Planeta osciló hasta última hora de la tarde-noche de ayer, ya que el puesto parecía ser disputado entre la autora mexicana Ángeles Mastretta, y la valenciana Carmen Amoraga, ex colaboradora de Levante-EMV -periódico del mismo grupo que INFORMACIÓN-, y que finalmente recibió el segundo galardón, dotado con 105.000 euros.

Carmen Amoraga (Picanya, 1969), licenciada en Ciencias de la Información, conseguía el premio con la obra El tiempo mientras tanto, que había presentado bajo el seudónimo de Lord Jim. La autora, que había dejado a su hija con los abuelos, aborda las relaciones entre madre e hija en su novela que habla de "segundas oportunidades, amor, amistad y generosidad".

La finalista contó que la idea del libro surgió "mientras estaba embarazada al pensar que cuando creciera su pequeña nunca pensaría en mí como una mujer sino como una madre". Amoraga se acordó en su discurso de numerosos familiares y amigos, destacando a su abuelo, "un pastor que no sabía leer e iba a todas mis presentaciones y que fliparía si estuviera aquí". Amoraga inició su carrera ganando el Ateneo Joven en 1997 con la novela Para que nada se pierda y quedó finalista del Nadal con Algo tan parecido al amor en 2007. La periodista y escritora fue columnista en el diario Levante-EMV y es colaboradora de la Cartelera Turia. Siempre ha estado preocupada por los temas de la mujer y actualmente trabaja en el equipo de rector de la Universitat de València.

La presentadora del acto, Lourdes Maldonado, antes de decir el nombre de los ganadores tuvo un lapsus y adelantó que el ganador era un hombre y la finalista una mujer.