Hay una relación especial entre la familia de Juana María Balsalobre y la pintura que ella atribuye, directamente, a su madre, convencida de que la sensibilidad se hereda. Lee mucho, lo suyo, aunque pudiera pensarse, no es sólo una vida contemplativa. Va por épocas, ahora bien, el tema siempre es el arte, "últimas tendencias, el arte desde el punto de vista de la Literatura, de la Filosofía de la Sociología...". Para Juana María, contemplar es un arte en sí. Y entre el blanco y negro y el color se queda con el último, aunque "la expresión es libre".

Es inminente la próxima edición del Encuentros de Arte Contemporáneo en colaboración con el MUA, ¿alguna novedad?

Sí, es la primera edición en la que se va a dar una aportación económica de 8.000 euros.

¿Cómo valoraría el potencial artístico? ¿Cree que también está en crisis? Mejor dicho ¿Está en crisis la creatividad o, por el contrario, la crisis es el mejor caldo de cultivo para la misma?

Lo que está claro es que la realidad del momento influye en la temática de los artistas. Hay una necesidad de expresar a través del arte las ideas latentes, del día a día, como los problemas sociales. Por descontado, la imaginación es un ingrediente incluido en la receta. Pero sobre todo, los artistas de arte contemporáneo están implicados.

¿Qué valoración haría de las últimas muestras expuestas en el Juan Gil-Albert?

Positiva. Estamos andando el camino que nos conduce a mostrar los fondos pertenecientes al Juan Gil-Albert, actualmente expuestos en los bajos de la Diputación u otros espacios públicos. Esto por un lado, y por otro, trabajamos con la convocatoria de concursos con el fin de abrirnos, de motivar al mayor número posible de artistas y de mostrar y llegar al público con el arte que se está haciendo hoy, tanto en Alicante como fuera.

¿Dónde se inspira a la hora de elegir las exposiciones? Me han dicho que viaja mucho a París y Bruselas...

Siempre, y no sólo desde que estoy en el Juan Gil-Albert, para mí siempre ha sido importante ver lo que se hace fuera. Mi última mirada se dirigió hacia la Bienal de Arte Contemporáneo de Berlín y tuve, como tantas otras veces, la posibilidad de descubrir cosas a las que no tienes acceso si no te mueves. Puedes verlo a través de internet, pero no puedes sentirlo. La sensación de entrar en una sala de pintura es única. El olor, las reacciones del público... no pueden transmitirlas la pantalla. Necesito ese tipo de sensaciones. Intento visitar París anualmente, pero también Madrid, Barcelona, Sevilla. Asisto a congresos, seminarios, cursos. Saber hacia dónde se mueve el arte, hacia dónde va.

¿Procede ir a la caza de nuevas ideas que entronquen con el arte para atraer más público? ¿Está el arte anclado en el inmovilismo o sólo es falta de un tipo de sensibilidad concreta?

Yo creo que comenzó en los 90, pero es definitivamente el siglo XXI el que consuma el nuevo matrimonio entre arte y nuevas tecnologías. Llega a su fin una forma de ver el arte y comienza otra. Los artistas se comunican, como siempre, pero con un entendimiento diferente, más fresco, quizá. Es evidente que hay otra forma de concebir. Por eso no creo, de ninguna manera, que el arte sea inmóvil. A lo mejor no estamos en el momento de visitar exposiciones, tal y como se ha hecho en otras décadas, como la de los 70 u 80. Y aún así, a pesar de todo, hay cientos de salas en toda Europa que continúan soportando grandes colas de público a diario.

¿Es verdad que el Juan Gil-Albert rechaza el maridaje entre arte y nuevas tecnologías?

No, no lo creo. En cuanto a la parcela de Arte Contemporáneo tenemos muchas propuestas, incluso instalaciones que forman parte de la exposición. Ahí está "Videoarte".

Han pasado por su despacho dos directores de la institución. ¿Es difícil aguantar el tipo en cada cambio de rumbo o, tratándose de un organismo como el Gil-Albert podría decirse que los cambios respetan una suave y cómoda continuidad?

Desde que tomé posesión del cargo en 2003 he recibido el apoyo incondicional de ambos. Han respetado mi trabajo e incluso, Francisco Sánchez, el actual director, ha colaborado con propuestas.

Por cierto, ¿Diría usted que el Gil-Albert es una institución conservadora?

Somos una institución abierta al hoy, y somos un equipo atento en cada momento a lo que se demanda en el campo del arte. Y, sobre todo, estamos abiertos a toda la provincia.

¿Cuál es el panorama del arte en Alicante, más allá de la Diputación y el Juan Gil-Albert?

Se ha ido avanzando. Hay exposiciones abiertas, tanto de arte contemporáneo como más clásico. Pero lo más importante es que todos los artistas alicantinos, reconocidos o no, a nivel nacional o internacional, tienen su espacio. Valoro que siga existiendo la sala Juan de Juanes y el Fnac, donde tienen cabida una gran variedad de artistas y otros centros que trabajan para paliar la desestructuración social desde la creatividad.

¿Y qué le parece "Alicante moderno"?

Genial, sobre todo la idea del comisario y su perspectiva, ya que pone en valor el resplandor de la cultura alicantina.