Arcadi Blasco reclama al El Campello 391.258 euros por el estado actual en que se encuentra El Pescador, escultura situada en la playa del municipio, en un contencioso que viene arrastrándose desde hace seis años. Blasco solicita 100.000 euros por la vulneración del derecho de integridad de la obra y el resto por el incumplimiento del de divulgación. El juicio por la degradación de la obra que enfrenta al artista mutxamelero contra el consistorio campellero quedó ayer visto para sentencia tras celebrarse en el Juzgado de lo Mercantil de Benalúa, después de que fuera aplazado el pasado 10 de febrero por el retraso de un informe solicitado por la parte demandante.

El origen del conflicto se encuentra, según la versión que ofrece Blasco, en el incumplimiento de los acuerdos establecidos a la hora del encargo de la obra y la dejadez mostrada hacia la conservación de la pieza, situada en el municipio en 1990, tras un concurso público convocado en 1987. El deterioro de El Pescador se acentuó desde que El Campello amplió la arena de la playa y la escultura quedó fuera del agua, lugar para el que había sido concebida por Blasco. "Cuando paso por la playa procuro no mirar hacia la escultura para evitar el sufrimiento que me provoca ver su estado de deterioro actual, rodeada de cajetillas de tabaco y bolsas de plástico", reconoce el escultor mutxamelero.

"La sensibilidad artística que exhibe el Ayuntamiento de El Campello es lamentable", afirma Blasco. Javier Gutiérrez, director de la Visual Entidad de Gestión de Artistas Plásticos (Vegap), asociación que apoya al escultor en su disputa, habla de "desidia, desinterés y desprecios hacia Blasco por parte de El Campello". Sobre el pleito celebrado ayer, el artista no se muestra "optimista", aunque reconoce que "iré al Supremo si es necesario".

"No tengo que explicarle la historia del arte a un consistorio insensible que no sabe aprovechar la escultura para impulsar su localidad. Desconozco por qué en mi propia tierra no existe la inteligencia necesaria para ver cosas así, lo que me provoca un enorme dolor. Si me ocurriera algo similar en Barcelona, por ejemplo, me molestaría, pero aquí en El Campello, que ha sido un barrio de pescadores de Mutxamel... No tengo palabras", se entrecorta Blasco.

El artista también lamenta "la incultura" que muestran las autoridades campelleras. "No entienden el sentido de la escultura. En vez de una obra espectacular como la mía, que es de las que más me satisface personalmente, preferirían un pescador oteando el horizonte, acompañado por su mujer, con una teta fuera", explica sarcásticamente.

"Estas situaciones afectan a la trayectoria de un artista que se ve vejado, humillado. Los responsables del ayuntamiento son unos cínicos, cuya respuesta bascula entre el silencio y la excusa de que la legislación costera pertenece al ministerio de Medio Ambiente, cuando saben de sobra que no es cierto", enfatiza Gutiérrez.

El director de Vegap lamenta la situación por la que atraviesa Blasco desde 2004. "No está para juicios, sino para crear arte. Casos como este hacen que se pierda la trascendencia de su obra", declara. "No puedes comprar Las Meninas, por ejemplo, y adaptarlas a tu chimenea. Todo se resume en que cuando uno es inculto no lo sabe. Eso decía mi abuelo, que era analfabeto", concluye Blasco.