Una ambulancia atravesaba la Rambla de Alicante en dirección a la Zona Volvo pasadas las diez de la noche del jueves, media hora antes de que comenzara el concierto de Alejandro Fernández. La promotora del cantante mexicano había organizado un encuentro con él para diez de sus seguidoras incondicionales y una había caído desmayada, sin que la cosa pasara a mayores. Esta anécdota -en eso quedó todo afortunadamente- sirve para demostrar el éxtasis colectivo que provocó El Potrillo a su paso por Alicante.

Mujeres, y más de un hombre, de todas las edades se acercaron hasta el recinto portuario atraídas por el magnetismo que desprende la figura azteca, como es el caso de los Guardiola Jiménez. Tres generaciones de la misma familia -abuela, hija y nietas- no quisieron perderse el recital. Todas sus fans coinciden a la hora de destacar "la cercanía" del intérprete. "Es un chico encantador. Siempre mantiene vivo el contacto con sus seguidoras españolas", explica Charo Castro, una de las afortunadas que tuvieron el privilegio de acercarse al artista.

Ana María Sevilla, presidenta de Si tu supieras, uno de los cinco clubs de fans oficiales que el mexicano tiene en España, fue otra de las que pudo tocar a su ídolo. El caso de Sevilla es especial. Residente en Madrid, tiene el propósito de ver cinco de los ocho conciertos que Fernández va a ofrecer por el país en esta gira, incluido el de Tenerife. "Sus conciertos son alucinantes. El significa todo para nosotras. Es la voz, la personalidad, la educación, la sencillez, el cariño, el respeto...", afirma.

"Pasé muchos nervios, me quedé sin palabras. Pasó todo muy rápido y hubo muchas cosas que no pude decirle", contaba Castro a la salida del concierto. Sobre el espectáculo, destaca que "ha sido muy bueno, aunque el de hace cuatro años en la Plaza de Toros me gustó más. Hoy estábamos un poco apretados, pero él y sus músicos se han entregado por completo, tienen muchas tablas. Ha sido más de hora y media sin parar, no han dado tregua".

Entre las 5.000 personas que se dieron cita en la Zona Volvo se encontraban bastantes mexicanos, que ondeaban la bandera tricolor de su patria y lucían la camiseta de la selección azteca. La aglomeración de gente provocó cierto caos y colas para todo: para entrar al recinto, para ir al servicio, para pedir en la barra... Esto, unido al calor y la humedad de la noche alicantina, provocó cierto agobio entre los asistentes.

A cada gesto de Fernández, el público respondía con un griterío ensordecedor. Aunque ninguno alcanzó los decibelios que el que se produjo a la salida del cantante, instantes después de los mariachis que le acompañaron durante toda la velada. Quince minutos después del horario previsto por la organización e impecablemente peinado, el mexicano comenzó a recitar eso de "a dónde vas tan solita" en una actuación cargada de fuego y ritmo y sus seguidoras se derretían sobre el asfalto de la explanada de la Zona Volvo. La locura por El Potrillo se había desatado.