La decimosexta edición del Festival Internacional de Benicàssim (FIB) cerró ayer con un total de 127.000 asistentes, 70.000 espectadores menos que en 2009. El sábado, con una asistencia de 35.000 personas, fue el día que más gente acudió a escuchar la música procedente del Escenario Verde o del FiberFib.com. El viernes y el domingo acudieron un total de 32.000 personas, y el jueves, 28.000. Estas cifras suponen un importante descenso respecto a la edición del pasado año, en la que se batieron todos los récords de asistencia con unos 50.000 espectadores diarios, para un total de 200.000.

Complaciente anduvo la organización del FIB en su balance de rigor. Terminó la exuberancia de antaño y el evento trata de reajustarse a las nuevas exigencias. "Habrá cambios", dijo Vince Power, director del festival, "porque si te quedas quieto te atropellan", abundando en una idea generalizada este año en cada rincón del recinto. Ha sido un FIB de transición, que se mueve hacia algún lado, sin que nadie sepa muy bien, hacia dónde, y en el que el público extranjero ha sido mayoría.

A escasas horas del inicio de la jornada final, la organización hizo balance de lo que ha sido esta edición. Un resultado positivo en el que se han cumplido las expectativas ya que, "era un año incierto pero se han alcanzado los objetivos y estamos llenos de felicidad", según manifesto Pepe Corral, director ejecutivo del FIB,

Ya en horario vespertino, comenzó a sonar la música. La tarde fue brillante en cuanto a propuestas, y el FIB sacó músculo con dolorosas solapaciones de artistas. Hubo que elegir entre Standstill o la belleza extraña de Efterklang, antes del buen hacer de The Courteeners y Two Door Cinema Club. Cuando cayó la noche, llegaron las actuaciones más esperadas, en especial la de Gorillaz, por primera vez en España. Foals, Echo & The Bunnymen y Dizzee Rascal también destacaron en el cierre del FIB.