Vicente Molina Foix narra en su nueva película El dios de madera la historia de dos amores improbables, uno de ellos protagonizado por una mujer madura, interpretada por Marisa Paredes, y un joven senegalés sin papeles; el otro por un joven homosexual y un chico marroquí. La cinta del director ilicitano se estrena en Madrid y en otras ciudades de España, pero a la provincia de Alicante no llega este fin de semana. "La película no es un alegato ni un reportaje, ni siquiera es una película sobre la emigración, aunque creo que mi mirada sobre este tema queda clara", explicó ayer Molina Foix durante la presentación del filme.

En El dios de madera, Yao, un joven senegalés que vende en la calle -personaje interpretado por el actor debutante Madi Diocou-, se siente fascinado por María Luisa -Marisa Paredes- al verla vestir los maniquíes de su boutique. Al mismo tiempo Róber -Nao Albet-, hijo de María Luisa, mantiene una relación con Rachid, un antiguo socorrista marroquí, ahora peluquero por necesidad, interpretado por Soufiane Ouaarab.

"La película habla del encuentro de esos personajes llenos de carencias. Dos de ellos sufren el problema de la emigración, pero, al mismo tiempo, los dos caracteres europeos representan ese mundo occidental donde también falta algo, aunque es un algo diferente", señaló Molina Foix. Para Marisa Paredes, el papel de María Luisa, supuso un "cambio", al tratarse de un personaje "más gris" que los que suele interpretar habitualmente.