Doce veces se abrió la puerta grande en los once festejos de este ciclo fogueril. Pero al margen de las estadísticas y los recuentos, esta feria será recordada de una forma especial por la despedida de Luis Francisco Esplá de los ruedos dándole la alternativa a su hijo Alejandro y, en el sentido negativo, por la muerte de dos toros antes de que el espada pudiera entrar a matar. Afortunadamente, este año ninguno de los comparecientes en el ruedo ni sus cuadrillas han tenido que pasar por la enfermería del doctor Reyes, exceptuando al banderillero José Antonio Carretero quien en el último toro de Cayetano la tarde del día 22 sufrió un puntazo tras un revolcón.

De las salidas a hombros, habría que resaltar la de los Esplá. El día de su alternativa Alejandro cortó una oreja de cada uno de sus toros y su padre una, pero la afición quiso que saliera también por la puerta grande tras cortarse la coleta después de 34 años como matador. Tarde cargada de simbolismo y emoción. Por su parte, José María Manzanares compartió salida triunfal en su primera tarde en los carteles alicantinos con El Juli al llevarse dos trofeos. No hubo suerte en su segunda cita, donde no tocó pelo aunque dejó un estupendo volapié y muletazos de hondura. Otro alicantino, el rejoneador Andy Cartagena, atravesó ayer la puerta grande al cortar una oreja a cada uno de sus toros. Faenas también para el recuerdo fueron las de Castella a uno de Jandilla y la de Rubén Pinar al último de la tarde del pasado sábado. A su primero no pudo matarlo porque cayó desplomado antes, igual que le ocurrió a Rivera Ordóñez con "Emprendedor" en un hecho insólito en la plaza de Alicante.