­¿Por qué nos gusta todo lo negro: el cine negro, la novela negra, el humor negro...?

No sé, a mi me gustó el género negro a través del cine, principalmente; la novela y el humor negro llegaron después. Creo que siempre nos atrae un poco el lado oscuro, lo que no nos gusta en la vida real nos atrae en la ficción. Siempre hay fascinación por la marginalidad, por el lado oscuro, y el lector o el espectador lo busca y se deja llevar.

¿El cine negro ha bebido siempre de las fuentes de la novela o también vuela solo?

Sí, ha habido adaptaciones siempre, sobre todo en el cine americano, pero a diferencia de éste, el cine negro español siempre se ha basado en guiones originales. En España había poco género negro, tanto de novela como de cine. Como se supone que denuncia ciertos hechos, durante el franquismo no se reconocía que existieran crímenes. Una vez acabado el régimen, nos falta la tradición.

¿Y ha despegado ya en España?

Ha despegado de forma aislada, se habla de resurgir, por ejemplo, con Celda 211, tanto en la novela como en el cine. Pero recuerdo que con Días contados de Enrique Urbizu también se habló del inicio de algo que luego no se siguió. Hay puntos concretos pero habrá que ver cómo evoluciona, aunque en España hay un auge del cine de terror, más que de cine negro.

¿El cine negro y el humor negro son almas gemelas o están reñidas?

El humor negro no está reñido con nada y, además, es muy nuestro, muy propio de los españoles. Hay casos más evidentes como Tarantino, que utiliza el humor en las situaciones más salvajes.

¿Cuáles son las mejores adaptaciones de novelas que se han llevado al cine?

Celda 211 es de las mejores que se ha hecho en España. Días contados también se hizo sobre una novela de Juan Madrid o El cebo, de Ladislao Vajda. Luego hay obras maestras como La jungla de asfalto, Cosecha roja –que se llevó al western con Por un puñado de dólares–, o Muerte entre las flores, de los hermanos Cohen...

¿El Padrino es el rey, nadie lo desbanca?

El Padrino, con la novela de Mario Puzo, entraría también en el cine de gánsters y siempre hay que tener esperanzas de que se haga algo mejor que lo supere.

¿Y cuáles nunca se deberían haber llevado al cine?

Pues seguro que hay pero no me acuerdo de ninguna adaptación desastrosa.

¿El fenómeno Laarson ha contribuido a generar adeptos al género negro?

De cara a los seguidores del género, no, porque no leen a Laarson, pero sí ha despertado interés en la novela negra nórdica y posiblemente alguno de estos lectores llegue a otros sitios a través de él.

¿Hay relación entre el western y el cine negro?

Sí porque ambos buscan provocar dramas morales, aunque cambien las coordenadas históricas. Se habla de honor, de amistad, de codicia y son argumentos compartidos con el cine negro. Además, a los fans del género negro les suele gustar también el western.

¿Los casos de corrupción política dan para hacer una película del género?

Sí, fácilmente. La caja 507 surgió a partir del auge inmobiliario y de la corrupción del suelo. No daba nombres pero quien conoce el tema se los pone. Es posible que en un año o dos veamos películas sobre el caso Gürtel y otros parecidos.

Usted escribió con Jesús Lens Hasta donde el cine nos lleve. Viajes y escenarios de película, ¿dónde querían llegar?

Jesús es un abogado y amigo al que nos une la novela negra y el cine y queríamos contar la historia del hombre y sus viajes a través de las películas, hablar de viajes en la historia del cine tratados desde el punto de vista cronológico, según lo que se cuenta en la película. Empezamos por la prehistoria, con En busca del fuego (1984) y acabamos con el cine futurista y películas como Dune o 2001: Una odisea en el espacio.

¿Y cuál sería ese gran viaje en el cine?

Creo que Apocalypse Now, de Coppola, sobre la guerra de Vietnam. Se supone que es un pequeño viaje pero el viaje interior del protagonista es magistral. Hay otra película muy significativa de David Lynch, Una historia verdadera, donde el viaje se hace en una segadora. Y también entrarían todas las grandes road-movies, como Easy Ryder o El diablo sobre ruedas.