La caracola del Parque de Relajación de Torrevieja que Toyo Ito proyectó para las lagunas de Torrevieja sobrevive envuelta en la desolación que supone la paralización de su construcción desde 2006 y el vandalismo que ha atacado sus entrañas con crueldad. El Centro Cultural de Benidorm, firmado por Juan Navarro Baldeweg en el 97 y del que se colocó la primera piedra en 2007, muestra su esqueleto abandonado sin que nadie le dé forma desde hace dos meses. La reforma integral del Teatro Castelar de Elda, adjudicada a Juan Antonio García-Solera en el 96, nunca se hizo y los planos permanecen olvidados en un cajón.

Tres arquitectos de renombre, tres concepciones distintas de la construcción contemporánea, unidos por la maldición que persigue a los concursos de proyectos públicos para edificios emblemáticos. Dinero de todos para pagar la realización de una propuesta que finalmente nunca llega a ejecutarse o cuyo desarrollo se frustra a mitad de camino.

Quizá el caso más llamativo de esta lista sea el del Parque de Relajación en la laguna rosa adjudicado por el Ayuntamiento de Torrevieja al japonés Toyo Ito en el año 2000. Siete millones de euros de ejecución y un objetivo social que trasciende el mero valor estético. El arquitecto Antonio Marquerie, colaborador de Ito para esta obra, resalta el carácter social de esta iniciativa, cuyo objetivo era hacer que se cumpliera la ley de protección de estas lagunas. "La finalidad era reproducir en tres edificios la misma situación que la gente se encontraba en los baños de lodo naturales de esta zona, pero que realmente estaban prohibidos porque es un espacio protegido".

La construcción del primer edificio, una impresionante caracola helicoidal con estructura de madera, se inició en 2003 y se finalizó en 2006. A partir de ahí, se paralizó la ejecución y el vandalismo y el abandono han hecho mucho daño a esta joya arquitectónica. "Ahora intentamos relanzar el proyecto porque la situación no ha variado y se sigue sin respetar el espacio protegido". El mayor escollo al que se enfrenta, además de una financiación compartida entre Ayuntamiento de Torrevieja, Generalitat y Ministerio de Economía, es que había un deslinde de Costas "que entonces era provisional", asegura Marquerie. Durante el desarrollo del proyecto se aprobó ese deslinde y ahora ha quedado dentro de la zona protegida. "Esto implica modificar el proyecto del segundo y tercer edificio para dejarlos fuera del área que tiene protección, y pensamos en convertir el ya construido en un observatorio de la naturaleza". Parece que el proyecto está aprobado por el Ayuntamiento de Torrevieja, "pero falta la financiación".

¿Qué piensa Toyo Ito de todo esto? Pues Antonio Marquerie asegura que se le informa periódicamente sobre el que considera uno de los proyectos más importantes de su carrera. Y considera que a esta iniciativa le faltó difusión social "para que la gente conociese la utilizada de este complejo".

Navarro Baldeweg, premio de la última bienal de arquitectura de España por los Teatros del Canal de Madrid y autor de la ampliación del Museo Reina Sofía, ganó en 1997 el concurso para la realización del Centro Cultural de Benidorm. El 29 de marzo de 2007, el presidente de la Generalitat puso la primera piedra, ya que se trata de un proyecto de 40 millones de euros financiado por la Sociedad Proyectos Temáticos de la Comunidad Valenciana. Comienzo de las obras a finales de ese año y paralización de las mismas hace dos meses. ¿Motivo? Desconocido.

La concejala de Cultura del Ayuntamiento de Benidorm, Maite Iraola, asegura que "cada vez veíamos menos obreros hasta que ya no hay nadie trabajando". De hecho, el pasado 20 de abril, se aprobó en pleno, con el rechazo del PP, instar a la Generalitat Valenciana a que explique cómo está la situación y por qué este edificio ha quedado como un esqueleto arquitectónico en medio del paisaje.

El arquitecto alicantino Juan Antonio García-Solera tiene sobrada experiencia en estas lides. "Que un proyecto adjudicado en concurso se quede en el cajón después de hecho es bastante frecuente, sobre todo cuando proceden de entidades públicas". Este profesional firmó el primer proyecto que se hizo para la creación de un Palacio de Congresos en Alicante en 1968, por encargo de la Diputación -"entonces no existían concursos públicos"- y también el que le fue adjudicado en el 97 para ser construido en la ladera del Castillo de Santa Bárbara. Finalmente, el que se va a ejecutar, es de Salvador Pérez Arroyo, autor del Faro de la Moncloa de Madrid, que ganó el concurso en 2008 para su ubicación en el barrio de Sangueta. García-Solera afirma que "eso nos deja desencantados porque depende muchas veces de la coyuntura política y social del momento".

Otro ejemplo. Este arquitecto está ejecutando ahora el Auditorio de Alicante en Campoamor. El proyecto inicial lo realizó en el 90 tras ganar el concurso público para construir el llamado entonces Centro Cultural de Campoamor-Auditorio. "En 2006 presenté el nuevo proyecto, basado en el anterior, pero actualizado porque el uso es distinto". Y otro más. En 1996 le fue adjudicada la tarea de acometer la reforma integral del Teatro Castelar de Elda. "Luego lo han reformado pero no tiene nada que ver con lo que yo hice".

En el 83, Crevillente construyó una guardería sobre un proyecto de Alberto Campo Baeza. Después de más de 20 años sin uso, hace unos años se reconvirtió en Centro de Día. Para ello, nuevo proyecto y más dinero.