Los españoles Mortadelo y Filemón, los galos Astérix y Obélix y los americanos Spiderman o Batman son personajes de cómics que alguna vez han abandonado el papel para pasearse por una pantalla de cine, encarnados por actores, con más o menos acierto. Sin embargo, miles de personas siguen llenando salas para ver a los originales. Eventos como el Salón del Cómic de Barcelona, que se celebra este fin de semana es el mejor ejemplo. En la provincia, la afición lleva a algunos alicantinos a coleccionar miles de novelas gráficas. Ni la crisis puede con estos superhéroes de celulosa.

Acompañado del Capitán Trueno, José Manuel López entró en el mundo de los cómics. Unas pocas páginas protagonizadas por un castizo aventurero que con un valor de poco más de una peseta han marcado la vida de este alicantino. A sus cincuenta años, López atesora miles de ejemplares desde su adolescencia, una colección de valor "incalculable" -algunos superan los 150 euros- que viste las paredes de dos trasteros de 24 metros cuadrados.

Del tebeo, al cómic y de éste a la "bande animée" francófona de la mano del ilustrador galo Moebius, este fanático de las viñetas se considera "tintinófilo": "Nací con Tintin y con Asterix y se me ha quedado el gusto por la aventura". El tebeo en España, sostiene, "era un subproducto de humor, no existía el cómic para adultos hasta que comenzaron a traer material francés y descubrí que había un mundo más allá del humor". Alejado de los superhéroes por sus inagotables aventuras, "Superman lleva más de 50 años publicándose", López confiesa que es difícil que no le guste el mercado americano. De hecho, sus cómics favoritos son Crazy Cat y Little Nemo publicaciones estadounidenses de principios de siglo XX. Ahora, dice, el cómic goza de un "empaque cultural que hasta ahora no tenía".

Una idea que comparte Fran Ortiz, otro adicto a estas publicaciones y uno de los organizadores de las jornadas de Unicómic que se celebran en marzo en la Universidad de Alicante. "No creo que ahora haya mayor afición, sino que hay una normalización del medio". En su opinión, "los lectores se han hecho mayores y ahora son periodistas, guionistas, profesores...".

Al contrario que López, este villenero dispone de una única habitación para apilar sus casi tres mil cómics, espacio que desde que nació su hijo hace unos meses se ha reducido. Su afición a la novela gráfica viene de los superhéroes: "Es como el amor de juventud, yo necesito mi ración mensual de Spiderman", añade. Profesor de Literatura Española en Secundaria y Bachillerato-"por supuesto, a los alumnos además de poesía y narrativa les hablo de vez en cuando de tebeos"-, Ortiz posee un blog Abandonadtodalaesperanza, ya web, matiza, dedicado principalmente al cómic. "El blog empezó a raíz de una columna sobre cómic en el periódico de Villena pero siempre tenía problemas de límite de palabras. El 17 de mayo cumple cuatro años".

También Internet soluciona problemas a los dibujantes que quieran publicar. Al igual que ocurre en los libros, la sombra del mercado digital amenaza a las tiendas especializadas. "A la gente le gusta el papel. Lo que pasa es que ahora pueden bajarse el primer tomo y si les gusta comprarse la colección", apunta Mari Carmen Riquelme, trabajadora de Comic City. Para, Jesús Laguardia, de Ateneo Cómics, "las editoriales publican demasiado y los bolsillos no pueden, pero tiene sus seguidores". Eso sí, "se nota cuando los medios hablan sobre alguno". Las preferencias del público alicantino, hasta incluso los 80 años, abarcan todos los géneros. Y sentencia: "No es en absoluto una moda. Estará siempre ahí".

Parece pues que el final de esta historia lo marcará un continuará".