­Un niño de diez años, dos estudiantes de Arquitectura y los mandos de una videoconsola. Nueve equipos, cuatro sesiones de trabajo y una única imagen final que represente cómo imaginan la ciudad del futuro quienes serán sus habitantes. Ayer, el espacio CAMON –plataforma de Internet y nuevas tecnologías de la Obra Social de la CAM– celebró la presentación de resultados del proyecto Entornos futuros/ Generaciones futuras, que durante los días 22, 23, 29 y 30 de marzo unió a escolares y estudiantes para diseñar, con la ayuda de herramientas comunes para ambos, su ciudad ideal.

La iniciativa busca representar cómo imaginan los edificios y las calles de sus urbes, qué tipo de edificios les gustaría habitar, cuáles son las energías, materiales y recursos que darían vida a su mundo. Ayer se dieron a conocer las imágenes de esos entornos y la intención de sus creadores de cambiar el ladrillo por placas de chocolate y contaminación por sostenibilidad como base de la edificación. Lo dicen claro sus diseños: quieren edificios suspendidos en el aire, agua bien gestionada y antenas, torres y repetidores para garantizar las telecomunicaciones. Pero no pueden imaginar una ciudad sin carreteras, centros comerciales e incluso basura. «Para ellos son elementos tan urbanos como las viviendas, ni se plantean que en el futuro no vaya a haber grandes multicines como los que hay ahora. Están ahí, como las piedras», explica Mario-Paul Martínez, codirector de MayDay Gestión Cultural, organizadora del proyecto de junto con los arquitectos de Play Studio.

Los responsables de esta visión utópica y a la vez realista del futuro han sido nueve alumnos de Primaria –alumnos de los colegios públicos Lo Romero de Sant Joan, el Número 54 de Alicante y el Jaume I de Sant Vicent del Raspeig–, que han sido ayudados por 15 estudiantes de arquitectura de la Universidad de Alicante, meros «peones» de estos jovencísimos creadores de entornos. De hecho, los nueve equipos han utilizado su propio Autocad –el programa de diseño más extendido entre los arquitectos–: los editores de escenarios de tres videojuegos como SimCity 4, Garry´s Mod y LittleBIGPlanet. «Los estudiantes de Arquitectura tuvieron la gran idea de pedir a los niños que utilizaran goma espuma, papel, lápices y demás material fungible para hacer maquetas, para que así tuvieran una idea de la ciudad antes de encender la consola», apunta Martínez.

Cada videojuego ofrece posibilidades diferentes para transformar el croquis previo en un mundo virtual. «Con SimCity4 se consigue una creación más ortodoxa, ya que ofrece una perspectiva isométrica propia de los juegos de estrategia», apunta el responsable de May Day. Esta plataforma posibilitó que los niños mapearan carreteras y estadios de fútbol como los actuales, pero también que las centrales nucleares desaparezcan en favor de campos de aerogeneradores y placas solares situados en pleno casco urbano.

LittleBIGPlanet, un «plataformas» de toda la vida en dos dimensiones, ha permitido que los niños plantearan el futuro más parecido al presente. Hay referencias claras a su ciudad, Alicante, como un paseo peatonal con árboles inspirado en la Explanada, e imágenes críticas con la urbe actual, como montañas que emulan el Monte Benacantil lleno de basura. «Como modelo educativo de la iniciativa se pretendía que tomaran referentes de su vida real», sostiene el responsable del proyecto junto con Play Studio.

El último juego, el shooter –videojuego de disparos– en primera persona Garry´s Mod, permitió a los equipos de diseño «introducirse dentro de las calles y crear los pasillos, el mobiliario urbano y recorrer desde dentro» el entorno diseñado con el editor de mapas del juego.

Alejo, Gabriel, Marina y Luisa, todos alumnos de Primaria, fueron algunos de los arquitectos que aplicaron uno de los principios del programa, fomentar la idea de sostenibilidad. Su ciudad de SimCity utiliza energías renovables, sistemas alternativos de movilidad urbana y cuida la eficiencia en el uso del agua. Otros directamente han innovado en el uso de materiales y conceptos de construcción. David, Marina y Néstor idearon edificios de chocolate «que se pudieran comer cuando ya no fueran necesarios», explica Martínez, asombrado de la capacidad de los escolares para asimilar que la construcción es efímera y que es necesario facilitar su demolición.

Los trabajos de Entornos futuros/Generaciones futuras se expondrán en CAMON y de las sesiones de trabajo se editará un documental.