El poeta Marcos Ana, preso en cárceles franquistas durante 23 años que coincidió en una de ella con Miguel Hernández, protagonizó los momentos más emocionantes de la jornada de reconocimiento al autor oriolano y arrancó los aplausos del público. Ana leyó de un libro dedicado por los nietos del poeta los versos de Eterna Sombra y Canción del esposo soldado, así como otros dos poemas suyos titulados La Vida y Sueños de Libertad y expresó su confianza en que "haya un reconocimiento para todos los hombres y mujeres que perdieron su vida y su libertad para que en España hubiera una democracia", a los que calificó de "héroes sin rostro". El poeta consideró que actos como éste son la mejor terapia para combatir la desmemoria y expresó su deseo de que el centenario de Miguel Hernández "contribuya a que se conozca mejor la memoria histórica y abra un camino entre los jóvenes" tras recordar que el autor oriolano "siempre estaba rodeado de ellos".