?Que el sable de un general liberal acabe en manos de un Ayuntamiento conservador, tras pasar casi 40 años de secreto en poder de un sacerdote, puede parecer una historia, cuanto menos, rocambolesca. Digna de un "best-seller" de novela histórica. Pero la fábula se ha convertido en realidad. Desde esta semana, el Ayuntamiento de Oviedo (Asturias) es el nuevo custodio del sable del general Rafael del Riego, alma del "pronunciamiento liberal" de 1820. Este es el capítulo final de un viaje que comenzó el 7 de noviembre de 1823 en el patíbulo de la madrileña plaza de la Cebada y que termina con la cesión del sable a los ovetenses.

Fernando Rubio llegó a la parroquia de San Juan el Real de la capital asturiana "hace casi cincuenta años", el 4 de agosto de 1961. "Cuando llevaba ocho o diez años allí, una de mis feligresas se presentó con la espada -un sable, en realidad- y me dijo que quería que lo tuviese yo". La mujer resultó ser "una sobrina nieta del general Riego", apunta Rubio. Desde entonces, el sacerdote ha conservado el arma del político asturiano, nacido en Tuña (Tineo) el 24 de octubre de 1785, y designado presidente de las Cortes tras su elección como diputado por Asturias en marzo de 1822.

El sable de Riego carece de documentos que acrediten su autenticidad. Hasta que el párroco se hizo cargo de él, siempre estuvo en manos de algún familiar del general, y, ahora, del Ayuntamiento ovetense. Pero Rubio no duda de la calidad de la pieza. "Esa señora era pariente de Riego, exista o no exista la documentación, si no, ¿de dónde la sacó ella?", afirma. En otro de los giros literarios de esta historia, Rubio resulta ser el párroco actual del templo en el que se ofició, en 1923, la boda de Francisco Franco y Carmen Polo. Un sable "de izquierdas" en una parroquia inscrita con una fecha en el libro de Historia de la derecha.

Con los años, Rubio casi se ha convertido en un experto "rieguista". Y no sólo en los capítulos bélicos o políticos de la historia. "El general se casó con una sobrina carnal, María Teresa Riego Bustillo, "La Puchurra", dieciséis años más joven que él y sobrina del canónigo de la Catedral", explica el párroco. Para él, el testamento de la viuda de Riego -que falleció en Londres en el exilio- resulta "clave" para defender la autenticidad del sable. Un arma que se conservó "siempre limpia y sin mancilla", según se recoge en el texto, y que debería permanecer en manos del hermano del general.