Nuestra crítica es la propuesta". Es uno de los principios fundacionales del colectivo cultural Ministerio de Voltios -una de las organizaciones culturales de nuevo cuño más activas de Alicante- y también el lema tácito de la mayoría de los nuevos grupos juveniles que están germinado en la capital. La ciudad tiene medio centenar de asociaciones juveniles inscritas en su registro y un buen número de colectivos libres que están revolucionando su tejido social. Los técnicos de Juventud municipales y los promotores culturales detectan un "periodo de auge del asociacionismo" que ya ha visto nacer a cinco nuevos grupos en los primeros meses de 2010. Ateneo Cultural Macondo, 8 y Medio y el Ministerio son algunos de los colectivos recién alumbrados que engrosan el menú de actividades que ya ofrecían desde hace dos o tres años asociaciones como Alicante Otaku, Alacant Rock o Artegalia. Son jóvenes que reaccionan en positivo: si en la ciudad no hay oferta, la creamos nosotros.

El Ministerio de Voltios es un buen ejemplo de ese forma intangible de poder que puede manejar un grupo de gente con más ganas de hacer cosas que recursos económicos. Fue fundado en septiembre de 2009 en Alicante por un grupo de amigos, en su mayoría estudiantes que volvían a casa al terminar la carrera. Rondan los 27 años y ya son "ministros": socios o miembros de esta institución digital sin jerarquías que aprovecha el foro, calendario editable y blog que ofrece la red social Ning para organizar, bien en la sala El Ring de Alicante o bien en locales de otras colectivos, "talleres de blogging, metacómic (análisis discursivo de las historietas), artes marciales, charlas sobre juegos del mundo" e incluso degustaciones y clases de gastronomía en las cocinas del Mercado Central, justo debajo de la plaza donde muchos jóvenes siguen terminando la noche del viernes bebiendo cerveza al mediodía del sábado.

Estos nuevos asociacionistas fueron pioneros de la cultura del botellón. Sin embargo, hoy empiezan a liderar la transición de la rebeldía apática hacia un nuevo modelo de ocio juvenil basado en la iniciativa. "Pasamos nuestra adolescencia en esta ciudad y no existía una oferta cultural que nos llamara la atención. Y lo que nos interesaba era demasiado crítico y poco propositivo", explica José Abellán, miembro fundador del Ministerio. Ahora utilizan la gratuidad de Internet para coordinarse y organizar actividades moviendo contactos, trayendo a profesionales de un gremio o a expertos en cualquier campo a charlas para compartir sus conocimientos. "¿Cómo nos financiamos? Pura energía voltaica. Es decir, nos queremos mucho y arrimamos el hombro. Pero esperamos que algún día esto sea sostenible... No es siempre perfecto, pero de repente ves que están los del 8 y Medio, o Macondo, haciendo algo parecido de manera espontánea y la verdad es que es algo muy bonito", concluye.

Daniel Simón, gestor cultural alicantino "educado en la cultura del asociacionismo", reconoce el repunte del movimiento gracias al "desarrollo del trabajo en red 2.0: todo se comparte, desde los locales hasta los contactos". Otros expertos opinan que la tendencia crece a partes iguales por la falta de trabajo y por la inquietud de quien tiene pocas opciones de ocio.

Un buen ejemplo de este fenómeno son las apariciones casi simultáneas de los locales de los colectivos Ateneo Cultural Macondo y 8 y Medio, dos asociaciones culturales lanzadas en el año 2009 por gente de edad comprendidad entre los 20 y los 40 años. Forman un eje en pleno centro de Alicante completado por la Sala El Ring, donde se reúnen miembros de los diferentes colectivos para plantear exposiciones, desarrollar cortometrajes o talleres literarios, ver una película e incluso tomar una cerveza con los amigos.

Ariadna Ramírez, de 27 años, es fundadora y colaboradora de 8 y Medio -en homenaje a una película de Fellini-, un grupo de cinéfilos que pudo alquilar el local de la antigua escuela de cine Utopía para montar uno de los locales más efervescentes de la ciudad. "Han pasado ya más de 800 personas por aquí y la gente nos dice que hacía mucha falta algo así en la ciudad. La verdad es que a veces pienso que se nos ha ido un poco de las manos" explica la joven, entre ilusionada y exhausta.

Más establecidos y con una infraestructura más consolidada funciona Artegalia, una agrupación formada por 25 personas que trabaja la comunicación social actuando como "voz de las asociaciones". Abren los micrófonos del equipo que ellos mismos pagaron a todas los colectivos de Alicante para que informen gratuitamente sobre su actividad y objetivos. "Vienen, graban su programa y luego lo cuelgan en formato podcast en la web", afirma José Ramón Samper, coordinador de esta radio digital instalada en un despacho cedido por la Sede Universitaria de Alicante. Los programas de más éxito tienen un millar de descargas semanales, aunque no hace falta ser un excelente comunicador para hacer radio comunitaria. "Está abierta a todo el mundo, desde a amas de casa hasta colectivos vecinales. Sólo pedimos compromiso y respeto a las normas que tiene cualquier medio de comunicación", explica el coordinador de Artegalia. Su filosofía es totalmente participativa y sin ánimo de lucro: no pinchan música sujeta a derechos de autor (sólo temas con copyleft, de libre distribución) y la única publicidad son espacios gratuitos disponibles para las ONG's.

Manga y Anime

Internet fue también el foco donde surgió en 2007 Alicante Otaku. "Fue en un foro, donde tres o cuatro personas se preguntaban cómo era posible que en Murcia, Albacete y Valencia hubiese colectivos dedicados al manga y al anime (cómics y cine de animación japoneses) y aquí no", apunta Mabel Ivorra, colaboradora de la asociación. Partiendo de aquellos lamentos anónimos en la red se decidió pasar a la acción y hacer todo el papeleo para inscribirse como colectivo. Ya se han hecho un hueco en las salas de Centro 14 y en el templete del Palmeral, donde celebran este domingo su segundo "Hanami", una adaptación de la "fiesta del florecimiento de los cerezos" japonesa a las características de la "terreta". El año pasado acudieron más de cien personas, en su mayoría otakus (adictos al manga) de toda la provincia. Hacen karaokes con temas de películas, concursos de videojuegos y organizan talleres de dibujo. "Yo me gasto 30 euros en cinco tomos manga y tú en dos cubatas", razona divertida Mabel cuando se le plantea que defienda su activismo friki ante un supuesto detractor. Porque, como dice la otaku, "mientras que hay gente buscando lugares para encajar el botellón, otros buscan pabellones para organizar unas jornadas de manga, anime y cultura".

Especialistas en buscar lugares para rendir culto a su pasión, la música, son los fundadores de Alacant Rock, dos estudiantes de ADE y Publicidad que fraguaron una de las asociaciones juveniles más potentes de Alicante hace casi cuatro años durante las noches de estudio en la biblioteca de la UA. Paco Alemañ y su amigo Dani decidieron que había que explotar la ciudad para dar una oportunidad a las bandas locales de rock, pop y hip hop. "Montamos un primer concierto en el pub Coyote y conseguimos nuestros primeros fondos con la recaudación de las barras", recuerda Paco. Hoy son media docena de jóvenes de entre 23 y 28 años los que trabajan en la asociación. Han conseguido mover a unos 200 grupos de toda la provincia para actuar en directo en escenarios tan alicantinos como poco rockeros como la Concha de la Explanada, donde celebran desde hace dos años el festival Alacant Rock todos los viernes de verano. En su web explican por qué dedican su tiempo libre a organizar conciertos gratuitos con bandas locales: "El objetivo de este proyecto es servir de altavoz a todas esas inquietudes, a todas aquellas expresiones artísticas o cívicas que hoy en día luchan por expandir ese "otro mundo" que ya existe".

Hay cientos de colectivos activos en la provincia luchando por una inquietud, una pasión o un ideal. Como el Grupo Antimilitarista Tortuga de Elche, creado para acabar con el gasto militar o la asociación Kumare La Kumo, fundada para estrechar lazos con Senegal. Todos ellos son la prueba de que querer sigue siendo poder.