Negro futuro para los pulpos y la sepias de la bahía. La afirmación, si hubiera salido de la boca del pescadero donde compramos habitualmente estos cefalópodos tan preciados en la cocina marinera de la provincia, podría llevarnos, de inmediato, a pensar en una espectacular subida de los precios o un recorte de capturas impuesto por la UE. El problema, sin embargo, es mucho más grave y no tiene nada que ver con los mercados.

Un informe del Centro de Investigaciones Científicas, cuyas conclusiones acaban de hacerse públicas tras cinco años de trabajo, (2002-2207), advierte de que el esperado aumento de cuatro grados en la temperatura del agua del Mediterráneo durante este siglo provocará la desaparición del 12% de la pradera de posidonia oceánica, la planta marina responsable de oxigenar el agua que baña las costas de Alicante y, también, de dar cobijo y servir de morada a los apreciados pulpos, sepias y demás especies de la bahía.

Lo cierto es que la pobre posidonia no sólo está amenazada por el cambio climático. Hace ya varios años que las regeneraciones artificiales de playas, la pesca, los vertidos.... y desde hace 15 años la aparición de la caulerpa taxifolia, un alga tropical que llegó al Mediterráneo desde Mónaco tras la limpieza de un acuario y que ha colonizado gran parte de los fondos marinos. Sobre todo en Italia y Francia, aunque también se ha detectado en España. Su principal cualidad es invadir el espacio de la posidonia. Sin embargo, la amenaza del calentamiento es más grave porque contra el cambio climático es difícil pelear.

El calentamiento del Mediterráneo acelera el declive de las praderas submarinas de posidonia y por cada grado centígrado de incremento en la temperatura su mortalidad aumenta un 3% cada año. Un equipo del CSIC acaba de publicar este hallazgo tras haber realizado un estudio, entre los años 2002 y 2007, en el parque nacional de la isla de Cabrera (Baleares), una zona relativamente libre de impactos derivados de actividades humanas.

Trabajo de campo

"La mortalidad de la pradera de posidonia aumenta tanto al superarse el umbral de temperatura de 28 grados, por encima del cual se dispara la mortalidad de las praderas de posidonia, como al aumentar la duración de los periodos de temperaturas anómalamente cálidas", según explica Nuria Marbà, una de la autoras del trabajo.

Los investigadores midieron durante cinco años de forma continua la temperatura del agua de mar a 17 metros de profundidad (fondo promedio al que se encontraban las praderas). Cada año se registraron tanto la tasa de mortalidad como los nacimientos de la planta, según explicaron ayer desde el Centro Superior de Investigaciones Científicas.