Se acabó la pesadilla de la interminable corrección de exámenes cuando se hagan tipo test. Emilio Aracil encandilaba ayer con sus demostraciones a los numerosos profesores que se acercaron a la exposición que presentó la empresa Serilev en las instalaciones del Club INFORMACION sobre las nuevas tecnologías en la educación. "En el transcurso de una misma clase pueden poner un examen para comprobar al instante si los alumnos se han enterado de lo que acaban de explicarles o si han retenido los conocimientos. Obtendrán los resultados en su ordenador y podrán mantener el historial de cada alumno a lo largo del curso si lo desean, o bien hacer las pruebas de modo anónimo".

Se trata de un sistema de exámenes inalámbrico que evita tener que llevárselos a casa para corregirlos. Cada alumno dispone de un mando a distancia con hasta ocho posibilidades de respuesta, el profesor introduce los datos que desea, hace las preguntas y los chicos aprietan el botón deseado para responder, tal y como hacen para cambiar de canal ante la televisión. "Desde luego a los alumnos les motiva trabajar con nuevas tecnologías y atienden más en clase, es un hecho porque se trata de algo a lo que están habituados y les acerca al profesor", confiesa una de las docentes interesada en los mandos a distancia.

Los mandos se encuentran sobre una mesa docente del futuro, que tiene el ordenador integrado de forma que la pantalla se levanta sólo durante su uso y a continuación se vuelve a introducir automáticamente en el corazón del pupitre sin que se vea nada sobre la tarima. "Las hay para profesores pero también para alumnos", precisa Aracil. Su empresa, alicantina, especializada para productos audiovisuales en la educación, trabaja en Alicante desde el año 97. "Entre el 98 y 2005 hemos vendido las pizarras digitales con cuentagotas hasta que ya se han generalizado y los pedidos los hace en cantidades la propia Conselleria de Educación". En cuanto el centro tiene una de estas pizarras "ya desean la segunda y la costean con fondos propios". Las primeras costaban 5.000 euros, ahora apenas superan el millar de euros pero además incluyen el regulador en altura para facilitar su uso tanto al profesor como al niño más pequeño en las aulas de Infantil y regular la potente luz del proyector para que no moleste en la cara.

También son historia los tradicionales reproyectores. Una de las profesoras interesada por los nuevos visualizadores -que almacenan la información del objeto que se les coloque delante (libros, cámaras, móviles) en cuestión de segundos para reproducirla a continuación en la pantalla con perfecta nitidez- confiesa que "hay que estar al día" y que si llegas a clase con un reproyector y el power point el alumno piensa que no eres buen docente aunque lleves muy preparada la materia: "Hay que saber venderla. Es cuestión de imagen"... y de tecnología. Los altavoces y micrófonos inalámbricos con batería también pueden evitar las afonías "y modernizan al profesor".