Ya son veinticinco ediciones del Festival de Música de Alicante con objeto de promover ese espíritu de experimentación donde los nuevos sonidos nacionales e internacionales alimentan los conciertos del ciclo. La música contemporánea deriva de la clásica y es la que se ha compuesto en los últimos cincuenta años a base de unas maneras que rompen con las convenciones musicales. El primer ejemplo, constituido por cuatro obras, lo puso el viernes el Grup Instrumental de València que dirige el prestigioso Joan Cerveró. En este caso con la guitarra flamenca del compositor catalán Juan Manuel Cañizares.

Desde 1991 colea la destacada formación manteniendo un compromiso creciente con esta clase de cultura musical. Naturalmente, la música evoca imágenes, sentimientos y sensaciones. Escuchamos estos sonidos y la atmósfera que nos envuelve es sombría o desoladora. Incluso asfixiante. Cada año se reitera. Puede valer como espejo de la turbia situación actual. Ahora veamos algunas de las cuestiones técnicas de estas creaciones.

"Six miniatures en trompe-L'oeil", del francés Philippe Hurel, es una pieza con seis movimientos que pueden ser interpretados en dos órdenes distintos. El orden adoptado aquí es el normal con sus tensiones, distensiones y una sonoridad rítmica que el autor ha querido extraer del swing jazzístico. Las sonoridades anamórficas, la distorsión, o los caracteres del espectralismo, con sus formas inestables, constituyen el estilo de Hurel.

A petición del Grupo Instrumental, el estreno absoluto de "Como llora el viento", del madrileño Mauricio Sotelo, nos muestra armonías que se apoyan en una modificada afinación. El gran guitarrista flamenco Juan Manuel Cañizares deja su huella en la obra que obtuvo más aplausos. Menos cosechó otro estreno absoluto, "Fragmentos de teatro imaginario", de la sevillana Elena Mendoza, por encargo del Centro para la Difusión de la Música Contemporánea. La primera parte de un ciclo que busca ser "una dramaturgia acústica de sorpresas y falsas apariencias". Nuevamente el clima sórdido y la reiteración durante sólo diez minutos. Y variante de un mismo menú musical es "Anamorfosis", del vallisoletano Alberto Posadas, con el espacio sonoro de las distorsiones anamórficas.

Al Grupo Instrumental de València le otorgaron el Premio Nacional de Música 2005. Lo merecen la calidad y la trayectoria del amplio conjunto dirigido por la batuta de Joan Cerveró. El Festival de Música, como vemos, no es para los gustos de la mayoría.