Rumba, rock, metal y pop entre otros se dieron cita anoche en el Auditorio Julio Iglesias de Benidorm. Entre la amalgama de estilos musicales más curiosa que se pueda imaginar, el público disfrutó anoche de la presencia de Rosario Flores, Huecco y el grupo alicantino Sekia sobre el escenario ubicado en el auditorio benidormí que congregó a miles de personas de casi todos los gustos y edades variadas.

Sekia fueron los encargados de abrir la noche. Los de Finestrat no decepcionaron con su sonido influido por bandas nacionales como Hamlet o Sôber, una mezcla de rock y metal con tintes de pop.

El momento más esperado de la noche llegó cuando la pequeña de los Flores subió al escenario al grito de "Cómo me las maravillaría yo". Rosario presentó su octavo disco, "Parte de mí", un álbum en el que, como el título indica, reinterpreta canciones que marcaron su vida, como "No dudaría", de su hermano Antonio Flores, y "El sitio de mi recreo" del recientemente fallecido Antonio Vega. Rosario dejó a su paso por Benidorm una estela de alegría que no dejó indiferente a nadie. Ella disfrutó, y el público con ella. Su empatía con los presentes fue una constante, animando al público entregado en un derroche de energía por los cuatro costados que desembocó en nostalgia cuando llegó "No dudaría", el alegato contra la violencia de su hermano Antonio Flores.

Por su parte, Huecco demostró anoche su capacidad para entretener a casi cualquier tipo de público con su fusión de estilos, entre ellos el "rumbatón", del que es precursor. Pocos se resistieron a bailar sus canciones. Huecco interpretó temas bailables que le han reportado muchos beneficios, sobre todo al otro lado del charco, cosechando un gran éxito en América; pero también muchas críticas desde los círculos más puristas y, especialmente, de admiradores de la extinta banda Sugarless, de la que fuera líder.

El concierto estuvo marcado por la polémica después de que el grupo socialista criticara "el sobrecoste" del evento, ya que según denunciaron, el Ayuntamiento de Benidorm pagó lo mismo que por contar con la voz y la guitarra de Bruce Springsteen.