El director ilicitano Chema García Ibarra ha demostrado con su segundo corto "El ataque de los robots de Nebulosa-5" que la calidad no es proporcional al presupuesto invertido en una producción. Con sólo 1.500 euros como punto de partida, el joven cineasta ha conseguido ya 70 premios en festivales de España y parte del extranjero, y la lista todavía no se ha cerrado. La próxima parada será Shanghái.

El principal sorprendido por los éxitos cosechados por su cinta ha sido él. "No me lo esperaba. Yo sólo quería ver si podía hacer un corto sin presupuesto", confiesa todavía hoy. ¿El secreto? "No tengo ni idea. En principio, pensaba que era un corto que podía gustar aquí porque está muy anclado a esta zona, hay expresiones muy particulares y el protagonista tiene acento murciano. Por eso, cuando empezó en festivales por otras ciudades de España ya me sorprendió, y más cuando empezó a viajar por el extranjero".

Licenciado en Publicidad, este ilicitano de 28 años comenzó en el mundo del cortometraje con una asignatura optativa de imagen y sonido que cursó cuando estaba en el instituto. Ahora, con la perspectiva que le da la experiencia, el cineasta reconoce que los premios "se traducen en un mayor interés por todo lo que hago, abren más posibilidades, e incluso me permiten casi poder elegir". En este sentido, confiesa que, "gracias a su difusión, he conseguido que me llamen para otras cosas como videoclips, pero no porque el corto esté bien o mal sino porque se trata de una cinta que no ha costado dinero y ha dado beneficios".

Su próximo proyecto, "Protopartículas", que acaba de terminar hace unos días, se presentará el próximo sábado 22 de agosto en la muestra de cortometrajes Foc Cinema, que se celebra en Moncofa, en Castellón. La cinta, de ciencia-ficción, está rodada en Elche como sus anteriores trabajos, "Miaau" y "El ataque de los robots de Nebulosa-5", con un presupuesto algo más elevado, pero tampoco mucho mayor, y con un equipo compuesto fundamentalmente por familiares y amigos. El corto, como avanza García Ibarra, "es mucho más extraño y retorcido, y gira sobre un experimento que sale medio bien de una gente que está buscando la protomateria, pero siempre en contraste con paisajes más cotidianos".

Su sueño, de momento, pasa por "seguir como ahora, viviendo de lo que me gusta hacer y decidiendo por mí mismo mis condiciones laborales, sin depender de nada ni de nadie". Y es que, como indica, "hasta ahora siempre he sido yo mi propio productor porque me sabría muy mal hacer un corto con el dinero de alguien y que no funcionara".