Nacho Vegas será el encargado de aportar el toque intimista al Festival Low Cost con su rock de autor. El asturiano, que destaca por sus letras desgarradoras, viaja siempre acompañado por un aura mística que le convierte en un personaje de culto de la música española.

- La idea de crear un festival como este, en el que se une un cartel atractivo con precios asequibles, ¿qué le parece?

- Muy buena, porque muchos festivales son eventos en los que se cobra una entrada exagerada. ¡En algunos cobran hasta el programa de mano!

- ¿Qué pretenden reflejar las canciones de Nacho Vegas?

- Cada canción es un estado mental diferente. Las canciones son contradictorias, hablan de un mismo tema desde perspectivas diferentes. Todos tenemos dilemas que no entendemos, que no podemos explicar de una forma lógica.

- ¿Su personalidad es tan dramática cómo sus letras?

- Soy optimista a pesar de como están las cosas, una persona normal que hace canciones para lidiar con la vida. Mis canciones son positivas aunque partan de un sentimiento dramático, son preguntas que no encuentran respuesta. La música nos hace sentirnos vivos.

- ¿Teme qué su personaje se imponga a su música?

- En el mundo del rock siempre existe el culto a la personalidad. Reconozco que a veces he jugado con ello, pero no a la hora de componer. Las canciones hay que crearlas con ingenuidad para que tu música se valore.

- ¿Se imagina un mundo en el que no pudiera crear canciones?

- Me resultaría muy difícil vivir sin componer canciones. Es algo que hago para formar parte del mundo. Viviría muy jodido. La música me proporciona infelicidad moderada.

- ¿Qué es la infelicidad moderada a la que se refiere?

- Ser feliz es casi imposible y uno trata de ser lo menos infeliz que pueda. Cuando te haces adulto, todo se complica, pesa demasiado el tiempo y el objetivo de la felicidad deja de ser posible. Es más importante el camino que el objetivo, porque el fin ya lo conocemos, es la muerte. Son más importantes las preguntas que las respuestas, el por qué que el para qué. Las cosas importantes no tienen finalidad práctica. Nadie se enamora para algo, sino por algo.