"No creo que pueda mutilar más", declaró el director danés, que ya ganó la Palma de Oro en 2002 por "Dancer in the dark" (Bailar en la oscuridad) y que este año protagoniza la polémica con su película en competición por el galardón.

Dos días después de echar al mercado de Cannes un buen puñado de duras imágenes que fueron recibidas con indignación y abucheos por parte del público, el cineasta se explicó ante la prensa, aunque poco, y en el entorno idílico de un lujoso hotel de la Costa Azul.

"Yo entrego un producto y si todo el mundo conoce el producto que he entregado, no me siento culpable por ello", dijo a un grupo de medios de prensa internacionales, entre ellos Efe, a los que aseguró que no había leído las críticas sobre su película.

"Pero oí los abucheos", admitió el director de "Antichrist", quien visiblemente nervioso ante la prensa y muy parco en palabras sólo dio algunas explicaciones en torno a la creación de su filme.

No exentas de detalles fueron las que ofreció de su experiencia de trabajo con actores especialistas en cine porno, que hicieron de dobles en algunas escenas y de quienes dijo que aprendió cómo es necesario pedirles una eyaculación porque, si no, una masturbación puede durar más de lo previsto.

Reconoció que su conocida claustrofobia le haría pasar un mal rato si tuviera que asistir a la ceremonia de entrega de premios el próximo domingo pero también despreció indirectamente el máximo galardón al contestar si sentiría alegría por recibirlo: "no, no creo".

"Antichrist" está protagonizada por Charlotte Gainsbourg y Willem Dafoe y cuenta la historia de una pareja que intenta superar la muerte de su hijo pequeño, quien se arrojó por una ventana mientas sus padres practicaban sexo.

Ambos se encierran en una cabaña en un bosque para enfrentarse a sus fobias y la película muestra escenas de ablaciones, con piernas perforadas por enormes brocas o eyaculaciones de sangre que exigió un esfuerzo extra a los actores, según confesaron ellos mismos.

"La intención era seria pero soy un hombre con sentido del humor y es mi manera de ver el mundo de manera humorística", soltó Von Trier después de explicar que procede de un país en el que la pornografía no es delito desde hace mucho más tiempo que en otras partes.

¿Quería provocarse a sí mismo con este nuevo filme? Von Trier asegura: "es lo que estoy intentando, lo hago siempre"; ¿Realmente cree en lo que cuenta en este y otros filmes?, y responde: "en cada película tomo temas y puntos de vista que no son los míos".

"Es un pequeño ejercicio que en realidad creo que es bastante sano. Intentar ver las cosas desde un ángulo completamente diferente del que estás acostumbrado", agrega el director, que reconoce que sólo su hijo mayor, de 19 años, ha visto sus películas, y que los demás ven aún las de Disney.

"Mi mujer piensa que cualquier cosa que hago es fantástica de verdad", comentó después de haber admitido que ha oído que Nicole Kidman no quiere trabajar de nuevo con él (protagonizó "Dogville", donde la dirigió en 2003).

"No me lo dijo a mí, pero es posible que a otros sí", dijo Von Trier, que se mostró encantado, hasta donde le permite su escandinava personalidad, por el trabajo de Gainsbourg, de quien el director extrajo una interpretación límite.

"Pero no era su clítoris", advierte con detalle el director en alusión a la ablación mostrada en la cinta y de la que opina que está bien que por una vez se trate una castración femenina y no masculina: "ya era hora de salirse de la norma".

La conversación gira ahora hacia otro tipo de sensaciones, más espirituales, menos carnales: la de los viajes chamánicos a los que Von Trier cuenta que se dedicó hace algún tiempo, "pero no ahora (...) y es que soy muy bueno con las visualizaciones, es realmente divertido".

Pero no da pistas de hacia dónde se encamina la visualización cinematográfica, asegura que no tiene proyecto alguno y deja algún detalle para la anécdota de cinéfilos de "Antichrist": la del tamaño del miembro viril de Dafoe ("es un hombre afortunado").