"No tengo ni idea de la consideración que merecen (los filmes);. Y si alguno no funciona en taquilla, tampoco me entero puesto que el dinero va a mis contables y no tengo contacto con ellos", afirma Allen en declaraciones al diario "The Times".

Woody Allen reconoce, por otro lado, que, a diferencia de otros grandes cineastas estadounidenses de los años setenta, como Martin Scorsese, Robert Altman o Steven Spielberg, él no parece haber inspirado a otros creadores.

"No creo que encuentres a uno en cien que te diga: Woody Allen ha tenido una gran influencia sobre mí. No creo que encuentres a ninguno", afirma el creador de "Annie Hall".

A propósito de ésta última, con la que ganó dos estatuillas de Hollywood, una de ellas al mejor director, Allen dice que no es una película que le disguste.

"Me lo pasé muy bien haciéndola, pero no es una de las películas de las que más me acuerde", explica.

Preguntado si cree que hace mejor cine ahora que en los años setenta u ochenta, Allen dice que no hay razón para que sea así: "Creo que soy el mismo. Lo que no quiere decir que si tengo una buena idea para una película ésta no vaya a ser mejor que la anterior. Pero lo inverso es también verdad".

Allen reconoce que le gusta la rutina: "Me gusta hacer lo mismo todos los días. Me levanto, llevo a mis hijos a la escuela, trabajo, practico con el clarinete y voy a comer a los mismos restaurantes".

Las mejores críticas que ha recibido últimamente no han sido por sus películas sino por su cuarta colección de relatos breves, titulada "Mere Anarchy". "La vida de un escritor es una buena vida", afirma.

Sobre la propuesta del tenor español Plácido Domingo para que se encargue de la dirección escénica de "Gianni Schicchi", de Puccini, en la Ópera de Los Ángeles, dice que casi hubo que forzarle para que aceptara.

"Estoy seguro de que van a lamentarlo aunque haré todo lo que pueda", asegura.