Mo Yan (Shandong, 1955);, cuyo nombre ya suena para el Premio Nobel, es conocido en España por la adaptación de su libro "Familia" en la película "Sorgo rojo", de Zhang Yimou, y ahora trae "Las baladas del ajo", editado por Kailas, una novela escrita hace 21 años y que narra los cambios sufridos por los campesinos chinos tras las reformas iniciadas por Deng Xiaoping a finales de 1978.

Un libro escrito con un lenguaje realista, cruel y bello, a la vez que no escatima en describir la violencia como consecuencia del abuso de poder, la corrupción de los funcionarios, la delación, o el sometimiento a la familia y la represión de la mujer en el mundo de los campesinos.

"En estas dos décadas algunas cosas han cambiado en mi país -explica a Efe el autor-, tanto en las ciudades como en el campo.

Primero las leyes son más protectoras y ahora los funcionarios no pueden hacer lo que quieran, y, por otra parte, los jóvenes campesinos ahora están más educados. En general, la sociedad china ha prosperado mucho", asevera.

Pero el autor de "La república del vino", libro que próximamente publicará también Kailas, sigue preocupado por el tratamiento de la mujer, un tema que casi siempre está en sus novelas, como en "Grandes pechos, amplias caderas", libro que hasta hace poco estaba prohibido en China.

"Hoy las mujeres gozan de mayor libertad en la ciudad, pero todavía en ciertas zonas del campo sigue habiendo mucha discriminación", añade el autor.

Mo Yan, que significa literalmente silencio, es el nombre que se puso el autor, una elección que obedece a los muchos años que el escritor pasó en silencio. "Cuando era pequeño, en los años 60 y 70, mis padres me aconsejaron que no hablara porque cualquier palabra que pudiera decir en mal momento o en un sitio no debido podía hacer mucho daño, no sólo a ti, sino a tu familia", aclara.

"Así es que cuando empecé a escribir, no paré porque tenía mucho dentro que decir, tanto silencio acumulado me llevó a escribir muchísimo", precisa el autor chino.

El paso de ese doloroso silencio a la locuacidad, no tuvo sólo cosas malas, ya que en su opinión "el sufrimiento contribuye a hacer obras de arte".

"Antiguamente todos los buenos poetas eran gente que había sufrido mucho y eso era una riqueza para la creación literaria.

Solamente cuando estás sufriendo estás realmente con la gente, con lo humano, y es cuando puedes conocer el lado bueno y malo de la persona", recalca.

Además hoy, según este autor, en China los escritores pueden trabajar mejor que en estos últimos 20 años.

"Tenemos menos libertad que los occidentales y todavía hay cosas sobre las que no se pueden escribir, temas delicados sobre las minorías, narraciones que tengan sexo o sobre la vida privada de los que fueron jefes revolucionarios del Partido Comunista", matiza el escritor.

Mo yan, que estaba cogiendo el avión camino de España cuando se produjo el terremoto en su país, se muestra muy contundente en la defensa de los Juegos Olímpicos.

"Es una muy buena oportunidad para China y para el pueblo, y también es una buena ocasión para que el Gobierno chino entre en las mismas reglas de juego de otros países. Estoy en contra del boicot y creo que los que piensan que no se deben celebrar están equivocados", concluye el escritor.