Acostumbrados a las alfombras rojas y el glamour propio de los grandes festivales de cine, los actores españoles Carmelo Gómez, Guillermo Toledo, Silvia Abascal y Verónica Forqué calificaron hoy de "surrealista, excesivo y forzado" el comparar un festival tradicional con la experiencia del Fisahara, el único certamen cinematográfico del mundo afincado en un campamento de refugiados y en el que sus habitantes son los principales protagonistas.

"Son sensaciones amargas y dulces, porque los saharauis nos están dando lecciones de dignidad y coraje, pero por otro lado te das cuenta de que están muy por debajo de las mínimas condiciones de vida", explicó Abascal, que este año estuvo nominada al Goya a la mejor actriz protagonista por "La dama boba".

"Estamos muy ilusionados por formar parte de esto, pero también nos invade una sensación muy desoladora porque vemos a un pueblo desterrado y en el exilio", continuó la actriz, quien coincidió con Carmelo Gómez en destacar el asombroso desarrollo y organización de los campamentos de refugiados.

"Tienen escolarizada al cien por cien de la población, lo cual quiere decir que tienen una gran visión de la cultura y una sensibilidad muy especial", comentó Gómez, que presenta en el festival el film "La noche de los girasoles".

Todos coinciden en que su labor ahora y después del festival tiene poco ver con promocionar sus futuros proyectos, ya que están aquí para ser "los voceros ante el mundo" de una situación que definieron como "una gotera que no importa a nadie".

El Festival Internacional de Cine del Sahara (Fisahara);, que alcanza su cuarta edición, también sirve para que los saharauis "sepan que nos acordamos de ellos y que no nos olvidamos de su situación, a la vez que les acercamos el cine, un instrumento cultural que no han conocido nunca", indicó el actor catalán Juanjo Puigcorbé.

"Un gran sentimiento de tristeza se ha apoderado de todos nosotros", relató Guillermo Toledo, quien acusó al Gobierno español de "abandonar una vez más" al pueblo saharaui con la firma de varios acuerdos con Marruecos: "Es una mala noticia para los saharauis y los españoles, porque siempre hemos sido pueblos hermanos".

Por otro lado las actrices Verónica Forqué y Rosa María Sardá se sintieron muy "agradecidas" de poder "traer al desierto saharaui un granito de arena a este desierto", a la vez que se confesaron "sin palabras" para describir la situación en la que se encuentra la población del asentamiento de Dajla.

El conflicto territorial saharaui, que se debatirá en los próximos días en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, se inició después de que España abandonara en 1975 los territorios del Sahara Occidental, su antigua colonia, y se los anexionara Marruecos.

Los 200.000 saharauis que viven en la árida zona argelina de Tinduf, conocida como el "desierto de los desiertos", esperan volver a lo que consideran su tierra mientras sobreviven sin instalación eléctrica ni agua potable, y básicamente de lo que reciben de la ayuda internacional, que se ha visto reducida en los últimos años.