Las multimillonarias producciones de California son inexistentes en los cines camboyanos, en parte por los precios que las distribuidoras piden a las salas de proyección, pero también por cuestiones de demanda.

"Nos gustan más las películas de artes marciales o fantasmas", aseguró el camboyano Lyhorn, que no se pierde detalle de las últimas novedades.

"La de hoy la protagoniza Tony Jaa, es su cuarta película", apuntó el joven dando todo tipo de detalles sobre las virtudes interpretativas del popular actor, director y coreógrafo tailandés.

Los jóvenes también se apasionan con Angelina Jolie, tanto con papeles como con las posibilidades que abre el dinero que invierte en Camboya en actividades filantrópicas.

"Mono de las artes marciales" o "Miedo fantasmagórico 4" son dos de los títulos que se proyectan estos días en la sala del Cine Lux, el decano de la capital Phnom Penh.

El jovencísimo público que abarrota la sala en todos y cada uno de los pases jalea con entusiasmo la destreza más espectacular de los luchadores y comenta la aparición en pantalla de seres repugnantes con un tono aparentemente jocoso.

Las producciones de fantasmas, generosas en sangre y sustos de todo tipo, hacen las delicias de los adolescentes camboyanos.

"Como pasan miedo, aprovechan para abrazarse con su pareja" explicó Rattana, revelando la clave del éxito.

A diferencia de otros chicos, Pisey no es tan forofo de las películas de terror porque le quitan el sueño.

"No me gustan porque luego tengo que ir solo a la cama y no puedo dormir", se sinceró el camboyano.

Las preferencias por estos géneros cinematográficos no son ajenas a las aficiones y convicciones más íntimas de la tradición jemer.

Mientras el boxeo es el deporte que más pasiones levanta en el país, las creencias en espíritus y fantasmas son la fuente principal de los temores personales.

La ausencia de producciones de Hollywood en las carteleras contrasta con su abundancia en copias piratas en DVD, últimos estrenos incluidos, que se pueden encontrar en cualquier mercado o en la misma calle sobre un tela en el suelo o una mesita.

"Este tipo de películas las ven los que quieren aprender inglés", explicó Lyhorn.

La mayoría de películas que ofrecen los cines camboyanos es producción tailandesa doblada rudimentariamente por una única voz en off que se encarga de traducir todos los diálogos.

Atrás quedan los años en los que Camboya fue el centro de producción cinematográfica del Sudeste Asiático.

Era en los felices años sesenta y setenta cuando el séptimo arte floreció bajo el reinado de Norodom Sihanuk, un entusiasta cinéfilo que llegó a financiar y realizar media docena de películas.

"Hacían cine de estilo europeo, muy influenciado por lo que se hacía entonces en Francia", explicó Gaetan Crespel, director del archivo de Bophana, un centro de investigación dedicado a recuperar el patrimonio audiovisual camboyano.

El régimen maoísta del Jemer Rojo llevó el abrupto fin del Hollywood camboyano, como el de los bancos y tantas otras cosas, por entender que las películas eran un pasatiempo capitalista.

Caído el jemer Rojo, concluidas dos décadas de guerra civil, restablecida la democracia y con una población mayoritariamente joven, Crespel dijo que la industria audiovisual del país ha empezado a recuperar su antiguo vigor, aunque dirigida a otros géneros.

"Se dedican casi en exclusiva a producir vídeos para karaoke, que es lo que más dinero les da", añadió Crespel.