Los vecinos del municipio de Monsagro (Salamanca), ubicado en el Parque Natural de Las Batuecas, siempre han tenido especial simpatía hacia los restos fósiles marinos que se pueden contemplar por toda la zona de la Sierra de Francia, originados por la sedimentación de restos animales de hace más de 430 millones de años, cuando este valle era un mar.

Esta localidad se ha convertido en un auténtico museo al aire libre, con fósiles en la mayoría de las fachadas de las casas y de los edificios nobles, donde se pueden contemplar formaciones fósiles en piedras de grandes tamaños.

Todos estos fósiles están catalogados en el período Ordovícico (de hace 440-410 millones de años), cuando sólo existía vida en el mar y cuando Las Batuecas, hoy uno de los puntos montañosos más elevados de la provincia salmantina, era un valle marino, donde predominaban, sobre todo, los trilobites, animales que se extinguieron hace 250 millones de años.

Sin embargo, la memoria de estos seres se puede mantener gracias a este tipo de sedimentos que, al aire libre, se pueden contemplar en toda la ladera Norte de Monsagro y, de manera abundante, en la Sierra de El Guindo, ya en el término municipal de Serradilla del Arroyo, ubicado también en Las Batuecas.

Para ponerlos en valor, el Ayuntamiento de Monsagro ha creado una ruta al aire libre, donde los turistas pueden conocer los tipos de fósiles ubicados en las fachadas, con la ayuda de un folleto explicativo, y también está construyendo, con una inversión que superará los 700.000 euros, lo que será uno de los mayores centros de interpretación de fósiles marinos a nivel nacional.

De esta manera, se pueden encontrar restos de fósiles marinos en la espadaña de la iglesia de Monsagro, donde hay un ejemplar de "didimolino", que son las marcas dejadas en la arena, hoy fosilizadas en rocas de cuarzo, por algunos moluscos.

En general, a todos estos fósiles marinos los científicos los han denominado "icnofósiles", que no son otra cosa que las huellas de diferentes seres vivos que, tras fosilizarse, aún se mantienen impresas en las piedras.

Uno de los mejores ejemplos de los fósiles que hay repartidos por todo el pueblo está en una fuente construida en el año 1925 con piedras que tienen restos fosilizados, donde predominan lo que se conoce como "cruzianas", que son las pistas dejadas por los trilobites cuando excavaban en los fondos marinos.

Según ha explicado a EFE el alcalde de Monsagro, Ángel Arnáez, "para que todos los turistas y la gente de la zona puedan hacerse una idea de lo que fue esta zona hace más de 400 millones de años, se hará una reconstrucción en el propio centro de interpretación".

Paneles informativos, audiovisuales e, incluso una exposición permanente, completarán este centro de fósiles de Monsagro, cuya obra civil está prácticamente concluida y "sólo faltaría darle contenido y distribuir las salas con todo el material".

Los restos fósiles hoy ya están muy protegidos, aunque, a los largo de las últimas 5 décadas, han desaparecido muchos ejemplares de las zona de sierra en los que se habían sedimentando con el paso del tiempo.

"Hace años venía la gente del Norte de Cáceres, en Las Hurdes, para llevarse este tipo de piedra y construir así las fachadas de las casas", ha asegurado a EFE Matías Mangas, vecino del municipio de Serradilla del Arroyo..

La mayoría de los vecinos de Monsagro y Serradilla del Arroyo guardan en el interior de su vivienda algún resto fósil que han hallado con el paso de los años y reconocen que, en ocasiones, los turistas estarían dispuestos a pagar grandes cantidades de dinero por ellos.

Ahora estos restos fósiles están muy vigilados por los servicios de Protección de la Naturaleza y por los agentes medioambientales de la Junta de Castilla y León.

Aún así, algunos turistas que suben hacia la Peña de Francia por la ladera de Monsagro se atreven a coger algún resto fosilizado en alguna piedra cercana a la carretera.