Químicos de la Universidad de Concepción encontraron en los caparazones de crustáceos una sustancia llamada quitina que, tras ser derivada en quitosano, y añadirle aditivos y plastificantes, se convierte en un perfecto sustituto de la piel humana.

"Es usado (...) como un soporte de crecimiento, que va restaurando la misma piel de la persona sin dejar huellas, a diferencia de algunos parches o simplemente curaciones", explicó al diario La Nación Galo Cárdenas, investigador responsable de la creación.

Una de sus principales aportaciones es su compatibilidad con el organismo humano, ya que se trata de un biopolímero de origen natural que garantiza que no haya rechazo y se complementa con su acción bactericida.

Además, esta piel artificial es elástica, transparente y biodegradable, de manera que a medida que la capa se alisa, desaparece, y se evitan las dolorosas curaciones.

El invento, que ya ha sido probado en unos 50 pacientes, podría estar en las farmacias en los próximos dos meses con un precio de unos 26 euros los 10 centímetros cuadrados.

Paralelamente, científicos de la Universidad de Valparaíso, junto a la Universidad de Playa Ancha y la Universidad Federico Santa María siguen trabajando para generar piel a partir de células troncales adultas extraídas del propio paciente, más conocidas como células madre.

Esta metodología promete una recuperación intensa con un menor rechazo por parte del paciente, ya que se trata de células procedentes de la misma persona.

Según Manuel Young, director del Centro de Biotecnología de la Universidad Federico Santa María, las células llamadas mesenquimáticas son capaces de formar nuevos tejidos, y permiten una regeneración de la piel más sana y con menos cicatriz.

Young explicó al diario La Tercera que estas células están presentes en la mayoría de tejidos del cuerpo y se reproducen de forma más rápida, por lo que se pueden incorporar al implante en tres días.

Los tratamientos para quemaduras que destruyen las capas inferiores de la piel son costosos y acostumbran a llegar con retraso, por lo que estos avances pueden suponer una gran oportunidad para aquellos que han perdido parte de su dermis y se arriesgan a acarrear molestas cicatrices para toda la vida.