El ciclo vital de los osos está marcado por la hibernación, un período que se puede alargar durante tres meses o más, en los que estos mamíferos de grandes dimensiones no comen, no beben, no orinan ni defecan.

Durante este largo letargo, los osos conservan la temperatura corporal y, lo que resulta más asombroso, apenas pierden tejido muscular, de manera que cuando despiertan mantienen casi intacta su capacidad de moverse y la fuerza de sus extremidades.

El por qué estos animales, tras meses de absoluta inactividad, pierden grasa, pero no masa muscular, es lo que ha logrado explicar un equipo de investigadores de la UB dirigido por el catedrático de Biología Josep Maria Argilés, cuyo estudio publica la revista científica "Clinical Nutritions".

Según ha explicado a Efe Argilés, los osos hibernantes son capaces de producir un potente inhibidor que impide la degradación de las proteínas de la musculatura y, por lo tanto, la destrucción del tejido muscular.

Los científicos han llegado a esta conclusión tras estudiar la respuesta fisiológica de las células musculares en ratas de laboratorio cultivadas con plasma de oso pardo extraído fuera de la época de hibernación de la Vall d'Aran, en el Pirineo catalán.

En contacto con el plasma del oso hibernante, la tasa de degradación de proteínas en el músculo de las ratas se reduce en un cuarenta por ciento, lo que induce a pensar que "el plasma de los osos contiene un factor regulador de la degradación de proteínas que bloquea este proceso en el organismo".

El esfuerzo de los investigadores se centra ahora en tratar de "aislar" este inhibidor de la degradación de las proteínas musculares con el objetivo de aplicarlo en humanos.

En las personas, la pérdida de masa muscular, conocida como caquexia, va ligada a ciertas patologías, como el sida o el cáncer, pero también a la vejez y a largos estados de desnutrición, inmovilización o falta de gravedad, como la que sufren los astronautas en sus viajes espaciales.

"Si una persona está tres meses en la cama, cuando se levanta no puede caminar", señala Argilés, que recuerda también que algunos enfermos de sida se quedan "como esqueletos" a causa del deterioro muscular que sufren.

El objetivo del Grupo de Bioquímica y Biología Molecular del Cáncer de la UB es identificar el inhibidor natural que impide que los osos pierdan masa muscular y aplicarlo a las personas que lo necesiten para evitar la destrucción del tejido.

Si se consigue, "se podría mejorar la calidad de vida de muchos enfermos", pero también de la gente mayor que a causa de su avanzada edad adelgaza en exceso, según indica Josep Maria Argilés, que además es organizador del Congreso Mundial de Caquexia que tendrá lugar en 2009.

En la investigación que publica "Clinical Nutritions" también han colaborado Santiago Palazón, Francisco J. López-Soriano, Gemma Fuster, Sílvia Busquets y Vanessa Almendro, de la UB, y Jesús Fernández, del Parque Zoológico de Barcelona.