De nuevo regresó el Lucentum de lujo, el de las grandes ocasiones, el auténtico. El equipo alicantino lavó su imagen para ganar con justicia al Manresa y dejar más cerca la clasificación para el "play off". El equipo es octavo y aventaja en una victoria al CAI, noveno, a falta de cuatro jornadas. Con Unicaja el colchón ya es de dos triunfos, una cómoda renta en la recta final y que obliga a mirar el futuro con optimismo.

El trabajo del juego interior fue brillante. Ivanov y Barnes fueron los dueños de la "pintura". Ambos acabaron con dobles figuras en una exhibición de poderío y de entrega. La dirección volvió a ser magistral, el trabajo de Llompart fue de sobresaliente, así como el de Dewar, una constante durante toda la temporada. Álex Urtasun, que volvía a la pista después de mucho tiempo, tuvo también una destacada actuación. Es decir, todo el equipo deleitó a la afición con las dosis de entrega que faltaron en el choque ante el Estudiantes.

El encuentro fue extraño e igualado. No hubo grandes ventajas salvo en el último cuarto. Llegó el conjunto alicantino a disponer de 10 puntos de renta (62-52), pero la distancia fue recortada por el Manresa para llegar al último minuto con todo por decidir (70-68). Los tiros libres decantaron el partido para el conjunto de Vidorreta y Barnes fue vital. La defensa lucentina no permitió grandes sobresaltos y la muerte del Manresa llegó por asfixia.

La calidad del partido no fue excelsa, pero sí la batalla en la pista del Lucentum. Los 42 rebotes con los que acabó el equipo alicantino son una muestra del espíritu de sacrificio mostrado. El Manresa se quedó en 24. También el arbitraje sonrió en varios momentos al Lucentum. La técnica a Downs por protestar fue un gesto benevolente de Cardús hacia un equipo que aprovechó muy bien las circunstancias para endosar un parcial de 11-0. Los triples de Llompart e Ivanov levantaron al público de sus asientos, deseoso de volver a saltar con el mejor Lucentum.

Ivanov y Barnes convirtieron la pintura en zona prohibida para el Manresa. Sólo el exlucentino Doellman cometía la osadía de entrar en territorio altamente hostil. Fue el mejor de su equipo, pero insuficiente. La labor de equipo del Lucentum triunfó por encima de las canastas inverosímiles de Gladyr o la calidad del tatuado Asselin.

Llompart recibió duros golpes, pero no evitaron que su dirección fuera una de las claves del triunfo alicantino. Hizo circular el balón con fluidez y provocó numeras personales. Perfecta labor del base.

El primer cuarto no fue precisamente un homenaje al baloncesto. El 7-15 alarmó, pero a diferencia del pasado jueves, el equipo sí quería y, como no, Dewar entró en escena para salvar la primera situación complicada. 15-18 en un cuarto que no dejó grandes alardes.

El Lucentum se puso por delante por primera vez con un triple de Rautins, que sólo jugó 4 minutos. Era el 24-23 que luego Barnes se encargó de ampliar. El Manresa reacciona con fuerza con dos triples consecutivos de Gladyr y Javi Rodríguez. 0-8 de parcial y peligro. El conjunto alicantino mantuvo el pulso al acierto del equipo de Ponsarnau y llega al tercer cuarto con un incierto 34-37.

Mejoría tras el descanso

El Manresa trata de frenar el juego interior lucentino con una defensa en zona que resultó estéril. Un triple de Llompart trunca la estrategia catalana y el rival se puso nervioso. Llegó la antideportiva de Montáñez y la técnica a Downs. El Lucentum aprovechó que el viento soplaba a favor para endosar un parcial de 11-0 que pudo ser definitivo. El 62-52 lucía en el marcador nada más arrancar el último cuarto.

El Manresa se resistía a morir. El encuentro estaba predestinado a un final apretado y así fue. Gladyr vuelve a exhibir su muñeca apoyado por Doellman y parcial de 0-8. 62-60. Vuelta a empezar. El marcador no inquietó a un Lucentum que contaba con la mejor versión de Barnes. Entre el pívot y Dewar de nuevo la renta se amplió a 9 puntos (69-60) aunque el Manresa todavía tuvo fuerzas para recortar (70-68) a falta de minuto y medio. Ahí acabó su partido. El Lucentum sentenció desde la línea de tiro libre. Los dos primeros de Barnes fueron letales para ganar en tranquilidad (72-68). La victoria del equipo de Vidorreta fue un hecho. El equipo, esta vez, merece un diez en actitud.