El agente Michael D'Aresta tuvo que tomar, probablemente, una de las decisiones más complicadas de su vida. El policía, del Departamento de Policía de Middletown -Connecticut, tuvo que sacrificar recientemente a su compañero canino desde 2007 debido a un cáncer severo que éste tenía en su hígado.

Hunter, nombre que recibía el can, estaba muy enfermo por lo que los veterinarios recomendaron que lo mejor para él era la eutanasia. Otros compañeros del cuerpo quisieron acompañar a Michael D'Aresta en ese complicado momento, por lo que dieron el último adiós al perro haciendo un pasillo que le llevaba directo al veterinario donde iba a ser sacrificado.