Son imponentes, únicos e incomparables: los escasos castillos japonenses que han sobrevivido y quedan en pie nos remiten a los tiempos de los samuráis y las katanas. De todos ellos he seleccionado los ocho a mi entender más impresionantes. La mayoría son de fácil acceso, si se viaja a Japón, al estar bien comunicados con la red de ferrocarriles japoneses.

El imponente castillo de Matsumoto

Los castillos es uno de los grandes atractivos de Japón, un país recomendable en todos los aspectos, ya que es seguro, limpio, con una comida excelente, un patrimonio soberbio y una población encantadora. No puedo ocultar mi gran pasión por Japón y sus gentes. Lo primero y más importante que hay que hacer antes de ir a Japón es conseguir el Japan Rail Pass, un abono que te permite viajar en los rápidos y cómodos trenes japoneses por todo el país. El abono por siete días cuesta 245 euros y por 14 días 389. Puedes utilizarlo también para algunas líneas de metro y para distintos barcos entre islas. Eso sí, hay que obtenerlo antes de llegar a Japón. Por internet es facilísimo adquirirlo.

Puente para cruzar el foso que protege al castillo de Matsumoto

Para visitar el castillo de Matsumoto, uno de los más destacados y declarado Patrimonio de la Humanidad hay conexión de tren desde Tokio hasta Matsumoto con un trasbordo, y tardas unas tres horas.

Matsumoto es uno de los escasos castillos originales de Japón

Con sus cubiertas y ventanales de color negro, su encantador puente de madera, su amplio foso y sus bellos jardines que destacan especialmente en noviembre con los colores otoñales, el castillo de Matsumoto es uno de los más bellos del País. Es frecuente encontrar a la entrada algún samurái con su llamativa indumentaria.

Un samurái en el castillo de Matsumoto

Como la práctica totalidad de los castillos japoneses, el interior del baluarte de Matsumoto es muy austero y expone armamento, vestuario y objetos de la época, muy lejos de los fastos de los grandes castillos europeos. Desde Matsumoto se puede conectar en autobús con Takayama, una preciosa ciudad histórica.

La indumentaria de samurái es harto sofisticada

Recuerdo que en mi segunda visita al castillo de Matsumoto llegué a la ciudad sobre las 9 de la noche y tras dejar el equipaje en el hotel me dirigí caminando hasta el baluarte, que estaba a una media hora, para verlo iluminado, cosa que nu pude ver la vez anterior. La imagen de la fortaleza iluminada reflejándose sobre el agua del foso era todo un espectáculo. Saqué la cámara para disparar algunas imágenes pero al mirar por el visor me extrañó no ver nada. Creía que tenía algún problema con la máquina pero no, sólo había pasado que eran las 10 de la noche, la hora en la que se apaga el alumbrado del castillo, al menos en noviembre, el mes que lo visité. Por una fracción de segundo no pude obtener tan bellas imágenes. Sin embargo no me contrarié demasiado ya que el día siguiente tenía previsto volver a pernoctar en la ciudad tras una visita a las cercanas ciudades de posta, tres localidades aisladas entre montañas que han conservado su estructura original. Eso sí, no apuré el tiempo y llegué al castillo poco después de anochecer.

Vista nocturna del castillo de Matsumoto

El castillo de Himeji es considerado por los propios japoneses como el más relevante del país, y yo no voy a discrepar. Al contrario que el de Matsumoto este destaca por su blanco inmaculado, lo que le ha conferido el apelativo del castillo de la garza blanca, ya que se le compara con esta ave. Himeji es el prototipo del castillo japonés, lo que ha provocado que haya sido utilizado en distintas y famosas películas de época. Situado sobre una colina, su imagen es distinta según el lado de visión, pero todas ellas espectaculares.

Himeji es el castillo por excelencia de Japón

En mi último viaje a Japón no pude contemplar el castillo de Himeji ya que desde 2009 a 2015 ha estado cubierto de lonas y andamios y sometido a una amplia restauración, por lo que las imágenes que he seleccionado son de un viaje anterior. Visitarlo es muy sencillo ya que en tren apenas son tres paradas a partir de Kioto en dirección a Hiroshima: Osaka, Kobe y Himeji. Una vez en la estación se puede dejar el equipaje en la consigna y en apenas una caminata de 15 minutos se llega al castillo. Si sólo pudiera visitar el interior de un castillo en Japón yo elegiría el de Himeji, por su solidez, buen estado de conservación y belleza, aunque participa de la austeridad de todas las fortalezas niponas. Por supuesto que está declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Otra perspectiva del castillo de Himeji

El Castillo de Osaka es una de las pocas construcciones históricas que se pueden contemplar en esta ciudad, una moderna urbe renacida de sus cenizas tras los graves daños sufridos por los bombardeos durante la 2ª Guerra Mundial. Es más, el castillo también fue víctima de los destrozos bélicos y el actual es una reconstrucción, aunque eso sí muy muy fiel, que se completó en 1997.

El castillo de Osaka

No hace falta pernoctar en Osaka para ver el castillo. Desde la estación central de tren hay que conectar con la línea circular de metro y bajar en la parada del parque del castillo de Osaka, una amplísima zona ajardinada en cuyo perímetro se encuentra el baluarte. El bello entorno y la gran precisión y calidad de la reconstrucción convierten a este castillo en una visita casi obligada.

El castillo de Osaka rodeado de colores otoñales

El castillo de Nijo se encuentra en el centro de Kioto, la ciudad que mejor conserva las tradiciones y cultura de Japón y, para mí, la visita fundamental de un viaje al país del sol naciente, por delante incluso de Tokio. En otros lugares de Japón podrás ver alguna mujer en kimono, especialmente con motivo de una celebración, pero si se quiere contemplar a numerosas mujeres luciendo su elegante kimono o incluso descubrir a las auténticas geishas, no hay más alternativa que deambular por el barrio de Gion, en Kioto, una auténtica gozada.

Torre defensiva de la muralla del castillo de Nijo en Kioto

El Castillo de Nijo es uno de los de mayor tamaño ya que dentro de sus amplísimos muros, rodeados por un foso con agua, se encuentran distintas construcciones y destacados palacios. No tiene la semblanza de un baluarte tradicional nipón pero ocupó un papel relevante en la historia del país. Entre sus más destacadas edificaciones se encuentra el palacio de Ninomaru, que fue construido en madera de ciprés.

El palacio de Ninomaru en el interior del castillo de Nijo

Otro de los castillos destacados es el de Hiroshima, obviamente una reconstrucción total ya que fue destruido por la bomba atómica, al igual que la ciudad, en aquél fatídico día del 6 de agosto de 1945. Es polémico ya que esta circunstancia de no tener ningún elemento original y haberse copiado en hormigón le resta mucho valor para algunos, pero yo no dudo en incluirlo entre los mejores por el excelente acabado logrado, principalmente por el empleo de maderas especiales que le confieren una pátina de antigüedad y belleza.

El reconstruido castillo de Hiroshima

El castillo destaca también por un espléndido entorno, protegido por una sólida muralla y un foso de agua, y en medio de un amplio parque que en otoño presenta un aspecto imponente. Se encuentra a apenas 20 minutos andando del mundialmente famoso Memorial de la Paz, el parque en el que se levanta el museo que recuerda las atrocidades provocada por la explosión de la bomba atómica, así como distintos monumentos alusivos a la paz, e incluso el único edificio de la zona más próxima a la zona cero que no quedó totalmente arrasado: la cúpula Genbaku, un inmueble construido en 1915 con motivo de una exposición comercial y diseñado por un arquitecto checo.

El castillo de Hiroshima fue arrasado por la bomba atómica

Otro castillo relevante es el que se levanta en Kanazawa, una ciudad famosa especialmente por disponer de uno de los jardines más bellos de todo Japón y, porque no decirlo, con un mercado de cangrejos excelente gracias a la flota pesquera que se dedica a la pesca de una sabrosa especie de estos crustáceos. El castillo de Kanazawa, igualmente en una zona elevada y en un entorno ajardinado, tampoco es el original, que se remontaba, como la mayoría de los grandes castillos japoneses, al siglo XVI, ya que fue dañado y reparado en distintas ocasiones. Fue reconstruido por completo en 2002 tras ser devastado por el fuego a finales del siglo XVIII.

El castillo de Kanazawa

No es nada complicado visitar Kanazawa y su castillo. Desde Tokio parten trenes directos que cubren el recorrido en alrededor de dos horas y media. Ya en la ciudad, el castillo se encuentra en una colina a la que se accede desde el centro de la ciudad y que conecta también con su famoso jardín. Desde Kanazawa es casi delectivo no acercarte en un autobús de línea que sale desde enfrente de la estación central ferroviaria hasta la aldea de Shirakawa-go, famosa y Patrimonio Mundial por sus preciosas casas de madera con techos muy inclinados de paja, únicas en el mundo y casi desaparecidas en el resto de Japón.

Otra imagen del castillo de Kanazawa

Con alguna similitud con el castillo de Matsumoto, fundamentalmente por el tono oscuro, casi negro, de sus muros, el castillo de Okayama es otra relevante fortaleza nipona que se puede visitar simultáneamente al jardín de esta ciudad, incluido, con el de Kanazawa, entre los tres más destacados de Japón.

La fortaleza de Okayama se incluye entre los castillos oscuros

La fortaleza de Okayama sufrió muchos avatares y destrozos desde su construcción, en el siglo XV, pero los más graves hasta dejarlo en ruinas fueron los infligidos por los bombardeos norteamericanos durante la 2ª Guerra Mundial. No obstante, fue restaurado con gran fidelidad al original en la década de 1960. Llegar a Okayama no es complicado. Desde la estación ferroviaria de Hiroshima apenas hay 30 minutos en el tren bala en dirección a Osaka-Kioto. Desde la estación de Okayama se llega al castillo en un paseo ya que se encuentra a menos de un kilómetro. Desde el castillo se cruza un puente que atraviesa el río Asahi y se llega al jardín Korakuen, la otra gran atracción de la ciudad.

El castillo de Okayama, cercano a Hiroshima

Y termino la relación de los baluartes más relevantes de Japón con el castillo de Odawara, también imponente y situado a apenas 35 minutos de Tokio en tren. Desde Odawara parte un tren privado, y por tanto no incluido en el Japan Rail Pass, que se dirige hacia las cercanías del lago Hakone, uno de los paisajes más populares de Japón y desde donde, si las nubes lo permiten, se contempla una espléndida vista del monte Fuji, la cumbre más elevada del país y un auténtico símbolo de Japón, con su cono perfecto cubierto de nieves perpetuas.

El castillo de Odawara a media hora en tren de Tokio

El castillo de Odawara está muy cercano a la estación ferroviaria y en un parque dominado con una colina y rodeada por un riachuelo que se cruza por un encantador puente de madera bermellón. Hay que subir una larga escalinata para llegar al castillo, cuya base está cimentada con gruesos sillares de piedra. El baluarte es también una reconstrucción del original concluida en 1960. El interior ha sido habilitado como museo de época. En las cercanías del castillo puedes presumir de samurái ya que hay fotógrafos que hacen negocio prestando la indumentaria de los míticos guerreros nipones con el baluarte como telón de fondo.

Odawara es otro castillo totalmente reconstruido

Las famosas katanas, los sables de los samuráis que tan de moda se pusieron por su utilización en distintas películas, entre ellas "Kill Bill", de Tarantino, siguen vigentes y su práctica es frecuente en distintas escuelas especializadas. La escuela de la imagen se encuentra en la ciudad de Kioto.

La katana, el famoso sable samurai

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