Disfrutar de una mariscada con los productos frescos y sabrosos más cotizados del mundo, que son los gallegos, no es un manjar sólo para potentados o un deseo utópico para las economías modestas. Percebes de la Costa da Morte, bogavantes, cigalas, vieiras, camarones gordos como quisquillas, ostras, berberechos, navajas y tantas otras exquisiteces, sin olvidar el omnipresente pulpo, todos recién pescados, conforman una mariscada que parece de ensueño pero que se puede conseguir por precios muy asequibles. ¿Cómo hacerlo? A eso vamos.

Puesto del mercado de A Coruña repleto de marisco y pescado

Viajo el pasado mes de octubre a Galicia acompañado de Charo, mi mujer. Desde Alicante hay vuelo directo que te deja en apenas 90 minutos en Santiago, operado por las compañías Vueling y Ryanair, con tarifas que salvo puentes o fechas señaladas rondan los 150 euros. Para desplazarme alquilo un coche en el aeropuerto gallego por un coste inferior a los 20 euros diarios. Mi programa de 15 días abarca un recorrido por las cuatro provincias gallegas y el añadido de León y el Bierzo.

Venta de "mariscos vivos de la Ría" en el Mercado de Pontevedra

Es mi cuarto viaje a Galicia, una comunidad que admiro por su importante patrimonio pero también por su exquisito yantar, en especial su marisco, sin duda uno de los más afamados del mundo. Desde Santiago, en apenas una hora, te metes en A Coruña, mi primera escala. Una de las primeras cosas que hago es visualizar las cartas de restaurantes. Pronto constato que mi anhelo de una buena mariscada no va a ser sencillo. Es cierto que encuentro algunas a precios asequibles, entre 30 y 40 euros, pero no es lo que busco, ya que los productos más selectos escasean mientras predominan los más corrientes, como mejillones o langostino congelado. En otros casos, la selección de productos es buena pero tengo serias dudas sobre su frescura, algo fundamental en el marisco. Recurro a restaurantes de categoría y cuando consulto el coste de las mariscadas los precios se disparan hasta cotas desorbitadas.

Saboreando un bogavante del atlántico y percebes

No doy mi brazo a torcer porque me niego a irme de Galicia sin degustar sus afamados frutos del mar y decido acudir a la subasta de pescado en la lonja del puerto de A Coruña, una de las lonjas de marisco más importantes del mundo. Para poder verla hay que solicitar el acceso por anticipado y esperar a que te comuniquen expresamente la autorización. Tengo suerte y apenas unas horas más tarde de la gestión tengo la confirmación para el día siguiente. Eso sí, me toca pegarme un gran madrugón ya que la subasta empieza a las 6,15 horas de la madrugada y termina sobre las 8.

Subasta del percebe en la Lonja de A Coruña

Llego a la Lonja del puerto de A Coruña tras superar el estricto control de acceso a la misma justo cuando empieza una subasta especial: la del percebe gallego y más concretamente del procedente de la Costa da Morte. Aquí se sigue el procedimiento tradicional, el de viva voz, sin marcadores electrónicos ni sistemas digitales. Es todo un espectáculo contemplar los ejemplares más gordos y frescos del percebe más cotizado del mundo. Algunos se venderán en el mercado a más de cien euros el kilo en temporada normal y al doble en las fiestas navideñas.

El pulpo es el producto emblemático de Galicia

Las subastas comienzan por los productos de la pesca de bajura y concluyen con la de altura, que abarca el pescado procedente del Atlántico Norte, especialmente las aguas próximas a Irlanda. Asisto a la venta de las cigalas, los pulpos, los gigantescos rapes, las abundantes merluzas, y otras tantas especies que se reparten los grandes mayoristas de pescado presentes. La subasta de pescado está muy poco difundida y publicitada de A Coruña pese a que yo considero que es una visita imprescindible, que compensa el tener que levantarte a horas tan tempranas.

La Lonja se encuentra cerca del Paseo de la Marina de A Coruña

La asistencia a la lonja ha incrementado, si cabe, mi anhelo por degustar mariscos, así que lo siguiente que hago es visitar los mercados municipales. Primero voy al de la plaza de Lugo, el mayor de todos. Ante los puestos abarrotados de manjares del mar sucumbo a la tentación y pregunto a los vendedores por la posibilidad de que me lo puedan cocinar en algún bar del mercado. Sería un gran ahorro ya que escojo el marisco que más me gusta y me lo puedo comer cómodamente tras ser preparado. Me aseguran que sí, que un bar lo hace, cosa que también sucede en el Mercado Central de Alicante, pero tras hacer las gestiones el precio que me piden, de 8 euros por hervir cada producto, me parece excesivo.

Percebe de la Costa da Morte, el más sabroso

Decido acudir a otro mercado, el de San Agustín, muy cerca del Ayuntamiento, más pequeño y con menos oferta, pero con varios puestos de marisco excelentes. Aconsejado por los propios vendedores, acudo a un bar situado enfrente del mercado y por fin encuentro lo que buscaba: me dicen que si consumo allí la bebida me cobran “unos 10 euros” por todo el marisco que tengan que prepararme. Compró casi medio kilo de percebes, además de nécoras y camarones vivos, que nos los preparan con el punto perfecto de sal y que los saboreo, junto con Charo, acompañados de vino Albariño y cerveza. También pedimos una tortilla española al estilo Betanzos, considerada la mejor del país. Al final el precio total es de 50 euros, a razón de 25 euros por persona, una cifra que casi me hubieran costado sólo los percebes en un buen restaurante.

El pescado compite en calidad con el marisco

En mi tour por Galicia recabo información sobre los mercados municipales que preparan el marisco y descubro que en Pontevedra hay dos bares del propio mercado que lo hacen e incluso que uno de ellos guisa a tu gusto el pescado y la carne que compres en los puestos de venta. La tarifa por el marisco es de tres euros por especie, un precio muy razonable que me persuade a repetir la experiencia pero ahora con más variedad, ya que incluyo un bogavante del Atlántico, infinitamente mejor que el canadiense que por su asequible precio ha conquistado el mercado alicantino. Es una pieza de casi un kilo, que adquiero viva, por la que pago menos de 30 euros, medio kilo de berberechos gigantes por 5,50 euros, un cuarto de camarón gigante por 15 euros y casi medio kilo de sabrosos percebes de la Costa da Morte. Entre Charo y yo nos zampamos una mariscada por un precio que, dada la calidad de los productos, se habría triplicado en cualquier restaurante.

El bello edificio del Ayuntamiento de A Coruña

Por cierto que recomiendo vivamente la visita al mercado de Pontevedra, ya que es todo un espectáculo, especialmente por la gran cantidad y variedad de puestos de venta de pescado y marisco y por la amabilidad de sus vendedores, que te dan todo tipo de información y aclaraciones sobre los productos que venden, algunos de ellos poco conocidos por estos lares.

El mercado de Pontevedra es todo un espectáculo

Al término del viaje, de regreso en Santiago, me entero que también el Mercado de la ciudad cuenta con un bar propio para estos menesteres. En este caso la tarifa es de cuatro euros por cada tipo de marisco preparado. Lamentablemente llego a la ciudad en domingo y aunque voy a permanecer dos días no puedo aprovechar la ocasión ya que los lunes no abre el pescado y con más razón cuando es la víspera de Todos los Santos. Me tengo que conformar con unas tapas en el bar exterior del mercado, a base de navajas, berberechos y el famoso “pulpo a feira”.

Panorámica de Santiago con la catedral en primer término

Y ya haciendo referencia al recorrido por tierras gallegas, hay muchas cosas que ver, aunque me voy a limitar a lo que me ha parecido más relevante. Sin duda, de todos los cascos históricos, el más impresionante es el de Santiago, con la Catedral y la plaza del Obradoiro como puntos emblemáticos, pero con tantos otros puntos de interés que lo más aconsejable es patearlo en su totalidad.

La fachada principal de la catedral de Santiago está en obras

A Coruña es una ciudad con una calidad de vida excelente. Tiene un casco antiguo pequeño pero muy bien conservado y una bellísima fachada marítima, con la avenida de la Marina como punto culminante, con sus armónicas casas de grandes galerías y balconadas de un blanco inmaculado. No hay que olvidar la torre de Hércules, enlazada a la ciudad por un paseo marítimo de más de 12 kilómetros que lo convierten, según los coruñeses, en el más largo de Europa.

La Torre de Hércules, faro de origen romano

Betanzos, muy cerca de A Coruña, tiene un centro histórico muy agradable y peatonal, como la inmensa mayoría de cascos antiguos gallegos. Si sigues para Lugo también vale la pena hacer un pequeño desvío y parar en la agradable villa de Pontedeume.

Castillo en las cercanías de Pontedeume

Lugo es famosa por sus imponentes murallas que rodean el casco antiguo y que han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad. Se pueden recorrer por completo en una caminata de poco más de dos kilómetros muy agradable y desde donde se contempla toda la ciudad. Su centro histórico está muy bien conservado y su catedral es imponente.

Una de las puertas de la imponente muralla de Lugo

Otros centros históricos relevantes son los de Orense y, especialmente, Pontevedra, con placitas y rincones encantadores por un lado y grandes edificios religiosos como la iglesia de la Peregrina y la basílica de Santa María la Mayor, por otro.

La encantadora plaza de la Leña, en Pontevedra Hay otras ciudades menores con gran encanto, entre las que visito, como Tuy, con la parte antigua rodeando a la catedral situada en lo más alto, o Baiona, con un bello paseo marítimo y una imponente fortaleza, o Combarro, con sus hórreos al borde del mar, aunque la masificación del turismo le haya hecho perder el encanto de antaño.

Grupo de música tradicional gallego

TODAS LAS IMÁGENES: MANUEL DOPAZO