La pequeña pero encantadora playa de Maafushi, en Maldivas

Son las playas más caras del mundo ya que el alojamiento por noche puede alcanzar hasta casi los 6.000 euros incluyendo el traslado del aeropuerto a la isla. Hablo de las Maldivas, más de un millar de islas coralinas de playas de blanca arena, aguas turquesas y asombrosos arrecifes, cuya gran mayoría de resorts ubicados en islas privadas tienen tarifas diarias que superan los mil euros y sólo te incluyen el desayuno. Unos precios prohibitivos salvo para fortunas como las del empresario Enrique Ortiz, que disfrutó de unas vacaciones en un resort de superlujo de una de estas islas. Sin embargo, se pueden visitar estos atolones, y gozar de sus playas y arrecifes, por unos precios muy asequibles. No es un cuento, yo acabo de regresar de ellas y apenas me he gastado cuatro perras como voy a detallar a continuación.

Maldivas cuenta con más de mil pequeñas islas coralinas

Las Maldivas son el refugio soñado para aquellos que buscan en sus vacaciones una isla perdida, con playas paradisiacas y arrecifes de coral, lejos del mundanal ruido pero en un ambiente de máximo lujo. Situadas en pleno Océano Índico, es un país de 300.000 habitantes distribuidos entre las 200 islas habitadas de un total de 1.190 existentes, integradas en 26 atolones. Todas las islas son planas, con apenas un par de metros de altura, lo que explica los graves daños que provocó el sunami de 2004, aunque los muertos sólo rondaron el centenar.

Una minúscula isla para deconectar de todo

Lo primero y más importante para ir a las Maldivas es encontrar una buena tarifa aérea. Salvo ofertas esporádicas, los precios rondan los 600 euros. A mí me costó algo más porque combiné Maldivas con Sri Lanka. Actualmente, las compañías con mejores precios son Emirates y Qatar Airways, con una escala desde Madrid en Oriente Medio. Las islas están situadas sobre el Ecuador con temperaturas elevadas todo el año, aunque la temporada alta abarca el periodo de menos lluvias, entre diciembre y marzo.

Para los aficionados al buceo Maldivas es un paraíso

Tras el coste del vuelo, el otro aspecto fundamental del presupuesto es el alojamiento. Los hoteles en las islas de coral se reducían a las no habitadas y casi exclusivamente a resorts, una especie de cabañas de más o menos lujo situadas al borde de la playa o sobre las mismas aguas, a modo de palafitos, en islas privatizadas, hasta el punto de tener que pagar una tarifa sólo por visitarlas. Aunque se podía encontrar alguna oferta asequible, lo normal eran precios como mínimo de varios cientos de euros por noche. Esta situación cambia drásticamente a partir de 2010, cuando el gobierno permite por primera vez la apertura de alojamientos a los propios lugareños y en islas habitadas, para poder participar también del negocio del turismo, hasta entonces casi exclusivo de las grandes compañías hoteleras internacionales.

Resort de lujo con bungalows sobre la arena y el agua

La medida tiene su enjundia ya que hay que subrayar que Maldivas es un país musulmán y sus mujeres deben cubrirse de pies a cabeza, por lo que tienen prohibido el traje de baño. La solución que se toma inicialmente es prohibir a las turistas los bikinis en las playas de las islas habitadas. Igualmente se prohíbe el consumo de toda bebida alcohólica. Además, las zonas de playa quedan delimitadas por unas barreras en forma de vallas opacas o cubiertas de ramas de cocotero, para ocultar su vista a los lugareños.

En el arrecife de las tortugas se pueden ver ejemplares como este

Una de estas islas en las que se comienzan a abrir hoteles locales es la de Maafushi , en la que finalmente decido alojarme porque tiene alojamiento a precios asequibles, es una de las pocas muy bien conectada con la capital del país, Malé, mediante un ferry diario, y desde la que se puede disfrutar de los mayores atractivos de Maldivas por módicos precios.

Las cabañas sobre pilotes en un resort-hotel de Maldivas

Llego al aeropuerto internacional de Maldivas de noche, conectado con la isla de Malé por un ferry que cubre el recorrido en 15 minutos y por menos de un euro. Hago noche en un hotelito de Malé, una isla totalmente atiborrada de viviendas y que acoge a unas 100.000 personas, la tercera parte del total de la población del país. Por la mañana por sólo dos euros me desplazo en ferry hasta Maafushi, en un recorrido de 90 minutos. Es domingo y el barco sale puntual, pero hay que tener en cuenta que los viernes, día festivo en Maldivas, no hay ferrys a ninguna isla, por lo que la única forma de conexión es mediante un taxi fueraborda con unas tarifas que rondan los cien euros. A la inmensa mayoría de resorts sólo se puede llegar mediante los fueraborda, con precios de entre 100 y 500 euros, e incluso, a los más alejados, no hay otra opción que los hidroaviones, con un coste de unos 1.200 euros por persona y vuelo. El ferry a Maafushi es, por tanto, un ahorro fundamental.

Peces y corales son todo un espectáculo visual

Llego a la isla y mi hotelito está a apenas 200 metros del puerto. La tarifa es de 70 euros con desayuno incluido y dispone de aire acondicionado, nevera y una limpieza correcta. Los hay algo más baratos pero las referencias no son muy buenas. Por 110 euros se puede reservar habitación en un excelente hotel, el Kaami, y hay otros dos algo más caros y también con muy buena pinta. La isla se recorre de un extremo a otro en menos de 30 minutos, por lo que, comparada con el resto de islas de Maldivas, en su mayoría islotes, se puede calificar de una de gran tamaño.

Otra imagen de la playita de la isla de Maafushi

Lo primero que hago, tras dejar los bártulos en la habitación del hotel, es ponerme el bañador y dirigirme a la playa, muy bien indicada en un plano de la isla que obtengo de internet. Son las 12 del mediodía y el sol cae a plomo. Menos mal que los cocoteros y algún que otro árbol salpican el camino y alivian el tórrido calor. Me cruzo con algún residente de la isla, especialmente mujeres, todas con pañuelo para cubrir la cabeza y largos vestidos, en su mayoría de color negro, que cubren toda la epidermis salvo la cara. Cruzo por delante del pequeño puerto, luego por una zona con algunos barquitos aislados y en seguida veo bañistas disfrutando de las cristalinas aguas sobre un fondo inmaculado de arena coralina. De la playa sólo alcanzo a ver las copas de los cocoteros porque una valla me lo impide. Son ramas de cocoteros apiladas que rodean la pequeña playa formando un muro opaco que impide a los vecinos de la isla contemplar a los bañistas.

Las tortugas, estrictamente protegidas, abundan en los arrecifes

Cuando cruzo la valla me encuentro con una concurrida presencia de turistas, ellos en bañador y ellas en bikini, sin el más mínimo recato. Por tanto, la prohibición del bikini es una batalla perdida y ya no se pone ninguna traba. Incluso compruebo que algunas chicas en bikini salen de la zona acotada de la playa y traspasan “la valla del pudor” para comprar algún refresco en bares cercanos sin que nadie les llame la atención. En definitiva “el negocio es el negocio”, y es que hay que tener en cuenta que Maafushi ha experimentado en apenas cuatro años un cambio radical, y ha pasado de ser una paupérrima isla de pescadores a convertirse en un centro turístico de primer orden, con casi sus más de 2.0000 habitantes dedicados a la industria del turismo, incluyendo hoteles, restaurantes, agencias de excursiones, tiendas de regalos, supermercados y otras actividades auxiliares.

Puesta de sol en la playa de Maafushi

Tras darme un baño en unas límpidas y frescas aguas azul turquesa entre turistas alemanes, italianos y franceses, en su gran mayoría, recorro los alrededores de la playa a la búsqueda de otro aspecto relevante del presupuesto, el de las comidas. En la zona se concentran varios restaurantes con variados tipos de cocina y abundantes platos occidentales. En el más lujoso de ellos hay un menú, con tres platos y postre por 10 dólares, y si optas por la carta, encuentras platos copiosos por entre 5 y 7 dólares. Con la bebida, que excluye totalmente las bebidas alcohólicas, cosa que se cumple estrictamente en toda la isla, el precio final ronda los 12 dólares, y recurro a los dólares porque es la moneda turística oficial de Maldivas, hasta el punto de que hoteles y restaurantes te cobran con esta moneda y no con la rufiya, la moneda local. Además, en la actualidad el dólar está casi equiparado al euro tras la fuerte depreciación sufrida en los últimos meses por la moneda europea. Por la noche uno de los mejores hoteles de la isla ofrece una excelente cena bufé por 10 dólares, con variedad de platos, destacando el excelente pescado y la gran variedad de ensaladas. Con una cerveza sin alcohol y exquisitos postres la cuenta me sale por 14 dólares. Unos precios asequibles si tenemos en cuenta que son los mejores restaurantes de Maafushi.

Las cámaras submarinas se pueden alquilar en las agencias de la isla

En cuanto al alcohol, es cierto que en las islas habitadas está prohibido, pero no ocurre lo mismo en los resorts y hoteles de las demás islas. Así, basta con desplazarte en barco a uno de estos resorts para poder tomarte todas las cervezas, whiskys y gin tonics que quieras. Desde Maafushi se puede llegar a uno de estos resorts en apenas 15 minutos.

Una estrella de mar entre distintos tipos de coral

Queda, finalmente, el apartado de las excursiones, muy importante si quieres disfrutar al máximo de Maldivas. En este aspecto hay que tener cuidado ya que un mismo tour te puede costar hasta el triple dependiendo con quién lo hagas. Por ejemplo, en el caso del buceo, existen varias opciones, incluyendo distintos arrecifes, uno de ellos en el que abundan las tortugas y otros con distinta variedad de peces multicolores y espléndidos corales y fondos marinos. Los propios hoteles los organizan pero pueden salirte muy caros en función del número de participantes.

Cabañas de superlujo a razaón de más de mil euros por noche

La mejor opción son las agencias ubicadas en el centro de la isla, y especialmente una de ellas, situada frente al puerto, que cada noche indica en una pizarra las excursiones para el día siguiente y el número de personas apuntadas, a razón de un máximo de diez por barco. La excusión a un arrecife para una hora de buceo te cuesta un máximo de 20 dólares para dos personas y un mínimo de 12 dólares si suman seis o más. Si te decides por tres horas de buceo en tres zonas distintas, el coste es de 25 dólares con un mínimo de seis pasajeros. Yo me incliné por el tour de dos zonas de buceo, incluyendo el arrecife de las tortugas. Si no dispones del equipo de buceo, no te preocupes, la agencia te presta gratuitamente las gafas, tubo y aletas. Además, puedes alquilar una cámara fotográfica submarina para inmortalizar la increíble belleza de peces y arrecifes. Las imágenes submarinas de este reportaje las hago con una de estas cámaras.

Una tortuga entre peces multicolores en el arrecife de coral

Otra excursión muy popular es la de los delfines, de tres horas de duración y un coste de 30 dólares. Te garantizan que los ves aunque a veces, como me sucedió a mí, no se muestran muy saltarines. También se puede ir a una isla completamente desierta donde pasar el día, incluyendo el baño y un picnic. En este caso el precio es de 30 dólares a partir de seis pasajeros. Y no puede faltar la jornada de pesca, diurna o nocturna, también por 30 dólares con seis pasajeros.

Otra imagen de la playa de Maafushi, a 90 minutos en barco de la capital

Para aquellos que quieren conocer los resorts en islas exclusivas, hay varias opciones en cuanto a precios e islas. La más asequible es la isla de Biyaadhoo, en la que puedes pasar el día por 23 dólares, incluyendo la tasa de acceso a la misma, que es de 11 dólares, siempre con el mínimo de seis personas. El almuerzo con todo tipo de bebidas alcohólicas, no se incluye. Si quieres un resort de superior categoría tienes la opción de la isla Fihaalhohi, pero ya el precio se eleva a 59 dólares, de los que 24 son por la tasa de acceso. Aún más caro es pasar el día en la isla de Jumeirah Vittaveli, con un coste total de 110 dólares aunque con comidas y bebidas alcohólicas incluidas. Finalmente, hay una opción de superlujo en la isla del Aanantara Resort y Spa, donde sólo por la tasa de entrada cobran 125 dólares, más los 20 del traslado.

La preciosa variedad de coral de color dorado

Por tanto, si hacemos cuentas, tendremos que con un coste del vuelo internacional de 650 euros, una estancia de cinco días en un hotel de Maafushi a razón de 75 euros diarios la habitación doble con desayuno, un presupuesto para comidas de 20 euros al día y una excursión cada día de 20 euros, el precio final para dos personas es de 2.025 euros, a razón, prácticamente, de mil euros por persona. Un precio bastante asequible. Sí, es cierto, que no tienes el lujo de los resorts, pero disfrutas de las bellezas de los arrecifes, playas y demás atractivos de las islas Maldivas. Ah, se me olvidaba. Para mi gusto, me sigo quedando con la Polinesia Francesa, y especialmente con Moorea y Bora Bora, como las playas más bellas del mundo.

Las Maldivas cuenta con casi un centenar de resorts en islas privadas

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