El pasado martes, y con motivo de su centenario, se inauguró una exposición retrospectiva de la vida y obra de la poeta Gloria Fuertes en el teatro Fernán Gómez-Centro Cultural de la Villa de Madrid. Cartas, fotografías, libros, incluso la mesita brasero en la que escribía y su máquina de escribir estarán expuestas al público hasta mediados de mayo.

Tal vez por la absurda tendencia de creernos menos lo propio, o por el prejuicio de quienes piensan en literatura femenina como literatura de segunda, o quizá por su tan comentado lesbianismo que no era más que una capacidad de amar por encima de un género concreto, o por su relación con la literatura infantil, con la que llegó al corazón de generaciones de niños, y también logró hacer fortuna. O por todas estas razones a la vez. Lo cierto es que Gloria Fuertes nunca fue tomada del todo en serio, incluso sufrió en vida el acoso constante de la burla, probablemente de aquellos que ni siquiera fueron capaces de leerla y comprenderla en profundidad. Por todo ello, esta exposición nos brinda la oportunidad de acercarnos a esta maravillosa autora y reconciliarnos con ella nutriéndonos de su sensibilidad para lo social, de su emoción, de su humor, de su honestidad, en definitiva de su sabiduría literaria.

De su vida lo sabemos casi todo gracias a que ella misma documentó su día a día en cuadernos. Y es sorprendente la cantidad de cosas que hizo en vida. Desafortunadamente no puedo mencionarlas todas, pero trataré de seleccionar las que más me han llamado la atención.

Nació en Lavapiés, Madrid, el 28 de julio de 1917. De origen humilde, su padre era portero y su madre costurera. “Era una niña con zapatos rotos y algo triste porque no tenía muñecas”, escribió la autora sobre sí misma.

Su primer juguete, dijo, fue una máquina de escribir (alquilada), “…con la que trabajaba copiando direcciones, me pagaban un céntimo por cada sobre…”.

Su actividad literaria comienza en los años treinta y toma velocidad en los años cuarenta.

El primer poema publicado que se le conoce, “Niñez, juventud, vejez”, data del año 32, cuando Gloria tenía sólo 14 años.

Pierde a su madre con sólo 15 años. Gloria escribió: “…se fue cuando más falta me hacía”.

En el 35, publica sus primeros versos y da sus primeros recitales de poesía en radio Madrid.

“Soy como esa isla que ignorada late acunada por árboles jugosos -en el centro de un mar que no me entiende, rodeada de nada, sola sólo-”. Este hermoso fragmento forma parte de su primer libro de poemas, “Isla ignorada”, escrito a los 17 años.

Redactora de la revista infantil “Maravillas”, donde publica semanalmente cuentos, historias y poesías para niños. Publica también cuentos de humor en la revista “Chicas”.

En la década de los cincuenta funda la revista poética “Arquero”, que dirige junto con Antonio Gala, Rafael Mir y Julio Mariscal y entra en una década prolífica en la que recibe sus primeros premios literarios. Gracias a “Prometeo”, su primera obra de teatro en verso, recibe el premio “Valle-Inclán”. Poco después publica en “Lírica Hispana” (Caracas), “Antología poética y poemas del suburbio”. “Aconsejo beber hilo” o “Todo asusta” son algunas de sus obras mejor recibidas por público y crítica.

A finales de los años cincuenta obtiene el premio “Acento” gracias a su poemario “En pie de paz”.

Ya en los años sesenta, obtiene una beca “Fullbright” de Literatura Española y reside en los Estados Unidos, impartiendo clases en las universidades de Bucknell, Mary Baldwin y Bryn Mawr. “La primera vez que entré en una universidad fue para dar clases en ella”.

Al volver a casa, recibe el premio “Guipúzcoa” de poesía con el poemario “Ni tiro, ni veneno, ni navaja”. También obtendría el premio “Lazarillo” con “Cangura para todo”.

En los años setenta, recibe una beca “March” para literatura infantil que le permite dedicarse por entero a la literatura, y publica “Sola en la casa” y “Cuando amas aprendes geografía”. Además, colabora en el programa de televisión “Un globo, dos globos, tres globos” y “La cometa blanca”. Muchos la conocimos gracias a estos programas.

Ya en los ochenta, estrena la obra “Las tres reinas magas”, en el teatro Lavapiés.

A pesar de toda esta actividad, y de su gran labor, Gloria Fuertes muere sola y olvidada en su casa, afectada por un cáncer de pulmón, el 27 de noviembre del 98. Tenía 81 años.

En su lápida puede leerse la frase: “Ya creo que lo he dicho todo y que ya todo lo amé”.