Muchas veces me he preguntado qué hay de cierto en esa expresión de "amores de verano". ¿Realmente hay más predisposición a enamorarse en verano que en cualquier otra época del año?

No exactamente.

Es decir, sí. Pero no porque sea verano. Según los profesores de psicología Mariano Chóliz y Consolación Gómez (Emociones Sociales, 2002), el enamoramiento se da por diferentes factores. Uno de los más importantes, o quizá el más importante es el atractivo físico. Esto no es muy políticamente correcto, pero es lo que dice la ciencia al respecto. Y si no te ha parecido correcto, espera a leer esto: lo primero en lo que nos fijamos es el atractivo físico, pero no sólo porque nos resulta agradable (en esto influyen los gustos personales y por supuesto los cánones de belleza que rijan en el momento), sino que también tendemos a asociar lo bello con lo bueno y con el éxito personal. No lo digo yo, lo dijo Elliot Aronson en "El animal social" (2000). Además, el atractivo facilita conductas de acercamiento, física y psicológicamente.

Aquí ya podríamos encontrar un motivo que explicaría por qué hay más amores estivales. Y es que en verano todos solemos lucir más guapos, con mejor color de piel, vestidos con tonos más claros y coloridos. En fin, que resultamos más atractivos en verano.

Pues bien, este atractivo, clave según Chóliz y Gómez en el enamoramiento (entendido como primera fase del amor romántico) se ve potenciado en determinadas situaciones.

Resulta que cuando estamos fisiológicamente activados, nuestro atractivo se ve incrementado. Y ¿qué quiere decir "fisiológicamente activados"? Se refiere a situaciones en las que estamos en un estado de excitación, como por ejemplo, haciendo algún viaje intenso, de aventuras, en fiestas, en celebraciones... Si lo piensas, en esas situaciones, por ejemplo, cuando vamos a la disco de la playa o del crucero, estamos en una situación de mayor excitación fisiológica que cuando estamos en casa cenando viendo la tele. Esa mayor activación fisiológica nos hace más atractivos y facilita el enamoramiento. Piensa si no en la cantidad de películas que acaban en un beso justo después de vivir aventuras increíbles, de matar al malo o asistir a la boda de un amigo.

Moraleja: más actividades intensas durante el año para repartir un poco los amoríos durante todo el año.