La llegada de Negan nos dejó a todos con el alma en vilo al final de la sexta temporada de The Walking Dead y nos traumatizó al inicio de la séptima. La contundencia con la que su bate Lucille abrió cráneos en el primer episodio generó encendidos debates sobre hasta dónde debía llegar la violencia en la televisión. Sin embargo, este brutal arranque ha parecido perder fuerza durante la temporada. La serie, que era una de las más vistas, ha llegado hasta a registrar masivas pérdidas de audiencia. Casi siete millones de espectadores han ido descolgándose semana a semana de la ficción apocalíptica de zombies desde su espectacular arranque con 17 millones. ¿Una represalia por la brutal muerte de uno de nuestros personajes favoritos? ¿O quizá ha sido que alguno se ha cansado de esos episodios que parecen de relleno, dedicados a profundizar en alguno de los protagonistas? Da la sensación de que nada puede superar ya lo que vimos en el primer episodio. Por lo que cabe preguntarse, ¿existe vida para la serie después de Negan?

Si alguno de los detractores está frotándose las manos por esa pérdida de espectadores, que no se haga ilusiones porque esto no lleva aparejado su cancelación. Efectivamente las cifras de la caída pueden ser espectaculares, pero son los niveles que ya tenía en aquellos episodios de infausto recuerdo en la granja durante la segunda temporada. No sé si los productores lo han hecho conscientemente o no, pero ya han anunciado un cambio de tono para cuando se retome la serie en febrero. A lo largo de todos estos episodios hemos visto a los chicos de Rick Grimes traumatizados, vencidos y sometidos a Negan tras su derrota en el primer encuentro con él. En el último episodio con el que hemos despedido la primera parte de la séptima temporada ya se han sembrado las semillas de la esperanza y de la gran partida que se va a poner en marcha para la derrota de Negan. ¿Veremos caer al villano más odiado en el final de la temporada?

Jeffrey Dean Morgan es un actor al que algunos encuentran parecido con Javier Bardem y al que hemos visto tanto en papeles de villano como de galán. Fue el detestable El Comediante en la adaptación al cine que hizo Zack Snyder del cómic Watchmen. Y la faceta más romántica la hemos visto en Anatomía de Grey, en el papel de enfermo terminal que tenía un romance con el personaje de Katherine Heigl en la segunda temporada. También en el final de The Good Wife, como el nuevo amante de Alicia Florrick. Por cierto que la barba que ha lucido hasta el penúltimo episodio de esta temporada de The Walking Dead ha sido una imposición de los productores de la serie de los abogados de Chicago, con la que ha simultaneado el rodaje. El personaje en los cómics no ha llevado barba para todos aquellos que se hayan extrañado del cambio de look en el último episodio.

Negan y su sangriento bate lleno de púas hicieron que algunos dijeran "basta" sobre los límites de la violencia en la televisión. Me niego a calificar la escena de Lucille en The Walking Dead como violencia gratuita. La serie nos devuelve a nuestros temores más primarios, en un mundo donde ha caído el Estado e impera la ley del más fuerte. En situaciones normales, todos nos creemos excelentes personas, pero basta que a alguno le quiten las comodidades con las que vive para que se convierta en una alimaña mucho más salvaje de lo que aparentaba. La serie nos hace enfrentarnos a esa incómoda sensación de realmente desear que muera alguien. Especialmente si es una persona repugnante a la que parece imposible de vencer y que pretende mostrar que tiene un código de honor que dudo mucho que alguien sepa descifrar en qué consiste. No me extrañaría que al final nuestros personajes siguieran luchando contra un enemigo tras otro y un día descubrieran que hace mucho que dejó de haber infectados en el mundo y que el apocalipsis zombie terminó. No es violencia gratuita porque está al servicio del duro relato que se nos está contando.

A The Walking Dead le ha sucedido lo contrario que a Juego de Tronos. La serie de fantasía épica basada en los libros de George R. Martin seguía en sus primeros años fielmente el dictado de lo narrado en su referente literario, pero una vez que ha superado lo narrado en las novelas ha emprendido su propio camino y todo apunta a que libros y series podrían tener distintos desenlaces. En The Walking Dead no se han ceñido a lo que pasaba en los cómics e iba siempre por libre. Sin embargo, con el paso del tiempo la historia que se nos cuenta en la tele se parece más a la que se nos contó en las viñetas. Esto nos permite especular con lo que va a pasar a partir de ahora, en el caso de que esa fidelidad al papel se mantenga. Lo que viene a partir de ahora son especulaciones del autor, o sea mías, aunque alguno podría considerarlo como un spoiler.

Todo apunta a que tendremos Negan para rato. El propio Jeffrey Dean Morgan ya se ha encargado de anunciar que seguirá en la serie para la octava temporada, porque la serie ya ha sido renovada para otro año más, por si alguien lo dudaba. Ya avisamos de que Negan es un enemigo difícil de vencer y quizá el resultado de esa gran rebelión que se está preparando sea llegar al mismo punto en el que nos puso el final de la sexta temporada. Sólo quiero recordar que hay personajes principales del reparto que en el cómic ya han muerto o se han escrito para la televisión. ¿Tendremos otro final sangriento?

Aún no he terminado de leer la saga de Negan en los cómics, la más larga desde que empezó a publicarse la serie de Robert Kirkman, aunque he buscado qué final le aguarda al personaje. Puede que alguno sueñe con una sangrienta muerte para Negan, pero parece ser que ese momento no lo veremos, al menos de momento. A partir de aquí vienen spoilers del cómic. Rick y todos los nuevos aliados que se unirán a su causa derrotarán a Negan, pero no le matarán. Un acto simbólico para anunciar la llegada de un nuevo mundo, con otro modo de hacer las cosas. Negan permanecerá recluido en una celda, cumpliendo una condena de cadena perpetua y donde intentará ganarse el favor de Rick, siendo incluso un aliado contra los nuevos villanos que vengan. ¿Será el paso hacia su redención o seguirá los pasos del Gobernador?