Iron Fist lo tenía complicado para superar el alto listón que le habían dejado sus predecesoras (Daredevil, Jessica Jones y Luke Cage). La cuarta serie Marvel de Netflix se estrenó en todo el mundo el pasado fin de semana y hay cierta unanimidad en que se trata de la peor de las adaptaciones que ha hecho la plataforma on line a cuenta de los cómics de la editorial norteamericana. Da la sensación de que los responsables de la cadena no sabían muy bien qué hacer con ella. Como si sólo se tratara de un pretexto para luego usar al personaje en The Defenders, la serie que juntará a los cuatro superhéroes contra un enemigo común y que se estrenará el próximo otoño. La premisa de Iron Fist es una mezcla del cine de artes marciales y el género superheroico y podía haber dado juego. Sin embargo, todo se ha quedado en un producto impersonal y a ratos aburrido que cumple con su función de dar su ración de forraje al fandom ansioso para que pueda superar el mono mientras llegan los nuevos episodios de las demás series. Hay muchas referencias a los otros títulos y guiños y, de hecho, los villanos son los mismos a los que se enfrentó Daredevil en su segunda temporada, los ninjas de La Mano.

Iron Fist cuenta la historia de Danny Rand (interpretado por un ex de Juego de Tronos, Finn Jones), un joven heredero de una gran corporación norteamericana al que se dio por muerto tras un accidente aéreo junto a sus padres el Himalaya. Danny regresa a Nueva York a recuperar su vida, tras pasar años acogido en una mítica ciudad escondida en las montañas por una organización de monjes que le han instruído en las artes del kung fu. El entrenamiento le ha conferido un gran poder, el del puño de hierro, y era el protector de la ciudad. Pero Rand ha vuelto a Nueva York para descubrir que la empresa familiar está en otras manos y los nuevos dueños, que son los amigos de su infancia, no están dispuestos a ceder su parte del pastel. También se encontrará con que la organización de La Mano está infiltrada en su empresa.

El sexto episodio de Iron Fist es la expresión de todo lo que pudo haber sido esta serie y no ha conseguido. El capítulo en cuestión está dirigido por el rapero The RZA, que además de dedicarse a la música, está en el mundo del cine dirgiendo películas de artes marciales, ya que su gran pasión es el kung fu, y fue el artífice de la banda sonora de Kill Bill de Quentin Tarantino. En la historia que The RZA nos cuenta en Iron Fist, el protagonista va a intentar capturar a la líder de La Mano pero debe ir enfrentándose a varios luchadores antes para llegar hasta ella, un argumento clásico del cine de artes marciales. Hasta el episodio anterior no se había visto apenas ninguna lucha. Todo estaba centrado en la lucha burocrátca de Danny por recuperar su identidad. Llegados a lo que debía de ser uno de los grandes momentos de la serie, la historia está lastrada por el aburrimiento de episodios anteriores y resulta que los combates tampoco son gran cosa y no superan las espectaculares escenas de lucha con los ninjas de la segunda temporada de Daredevil.

La serie nos recuerda constantemente sus vínculos con las otras otras tres. Rosario Dawson con su personaje de la Enfermera de Noche vuelve a ser el nexo de unión con los títulos anteriores. En Iron Fist, Clara vuelve al hospital que fue atacado por La Mano en Daredevil y vemos como recibe una carta de un viejo amigo que le pone algo nostálgica, ese amigo es Luke Cage. También se nos muestra la sudadera gris del protector de Harlem agujereada a balazos en otra de las escenas. aunque no es el único que trae de vuelta Iron Fist. Madame Gao. la dirigente de la Mano, vuelve a ser una de las villanas de la historia. También vemos a Carrie Ann Moss en su papel de la abogada Jeryn Hogarth, para quien solía hacer trabajitos Jessica Jones. En los cómics, su personaje es un hombre y suele llevar los asuntos legales de Danny Rand. No es la única alusión a Jessica Jones, ya que en otro episodio dos de los personajes hablan de una detective algo bebedora a la que han contratado para que averigüe trapos sucios de sus enemigos. Tal como han quedado las cosas en Iron Fist, todo apunta a que los cuatro personajes deberán unir sus fuerzas en The Defenders contra La Mano.

Leo con estupor que se ha montado cierta polémica porque se ha elegido a un actor blanco para protagonizar Iron Fist y que hay quien aboga porque debería haberse recurrido a un actor oriental. Digo con estupor porque resulta que el personaje original también es blanco. Marvel contó con su propio personaje asiático para un título de artes marciales (esta es la referencia friki de la semana): Shag Chi, también maestro del kung fu y que podría hacer buenas migas con Luke Skywalker ya que su padre es ni más ni menos que el mítico villano conocido como Fumanchú. En Iron Fist sí se ha cambiado de raza a un personaje, que es el Colleen Wing, el interés romántico del protagonista, que está interpretado por una actriz asiática cuando en el papel era una caucásica pelirroja. Por cierto que en los cómics formó equipo con Misty Knigth, otro personaje al que ya conocimos en la serie de Luke Cage, ¿formarán equipo tambén en el universo Netflix?

El responsable creativo o showrunner de Iron Fist es Scott Buck, un veterano guionista televisivo que ha escrito numerosos episodios de títulos tan míticos como A dos metros bajo tierra y Dexter. Aunque se notan los esfuerzos por intentar hacer un producto digno, el resultado es más bien una serie impersonal y desdibujadas que se adentra por caminos muy trillados que hemos visto cientos de veces en otros productos similares.